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Opinión

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Foucault en nuestro tiempo: Breves reflexiones a 40 años de su muerte

Hace 40 años, el 25 de junio de 1984 fallecía Michel Foucault en Francia (*1). Para algunos un filósofo, para otros un pensador, sin arraigo, siempre en movimiento, un observador crítico, comprometido con la toma de palabra en el espacio público, quien reinventaba constantemente formas de intervención no sólo para decir; sino para proponer una constante búsqueda ética de la palabra misma. Así, el mismo se posicionaba a partir de su interés por hacer un diagnóstico del presente:

“Soy un diagnosticador, quiero hacer un diagnóstico y mi trabajo consiste en poner al día por la incisión misma de la escritura algo que se sea la verdad de lo que está muerto. En esta medida, el eje de mi escritura no va de la muerte a la vida o de la vida a la muerte, va más bien en el eje de la muerte a la verdad y de la verdad a la muerte” (2014, p.49 2*). Su apuesta al movimiento, permitió hacer del pensamiento la tarea de no claudicar a la incansable tarea de asumir la incertidumbre en tanto que posibilidad.

Pero ¿Qué hace Foucault? ¿Qué implica a 40 años de su muerte, seguir teniendo conversaciones en torno a su obra? Los trabajos de Foucault nos invitan a abrir momentos de atención, en los cuales se pueda establecer un diálogo, donde la invitación a pensar en voz alta, se vuelva un ejercicio del mismo pensamiento, un encuentro entre la teoría y la práctica, que dan paso a la escritura, pero no cualquier forma de escritura, a una fragmentaria, en procedencia y en constante por venir. Para Foucault, “la escritura consiste esencialmente en emprender una tarea gracias a la cual, y al cabo de la cual yo podría, por mí mismo, encontrar algo que no había visto en primer lugar” …(2014, p.49 *3)En este incesante andar, la forma de preguntar que articula el filósofo es implacable y siempre vigente, ya que partir de pensar las condiciones de posibilidad de lo que surge, su imperiosa tarea al reflexionar, no se coloca en un sitio, sino en la tensión misma que la hace posible. 

La agudeza y profundidad de las preguntas a partir de la “imposibilidad de la posibilidad” hacen posible que algo pueda ocurrir en la tensión misma -en donde la singularidad de los sucesos pueda ser percibida y con ésta, la multiplicidad y los procesos de subjetivación que cada época contiene en sí misma-…A partir de apuestas reflexivas como ¿Por qué las cosas se vuelven problemas?, Por qué algo se vuelve racional? ¿De qué tipo de cuerpo tiene necesidad una sociedad como la nuestra? ¿Qué es imposible pensar y de qué imposibilidad se trata? ¿Cómo surge un anormal? ¿Cuándo surge la necesidad de seguridad en nuestro tiempo? ¿Cómo surgió la razón? o ¿Cómo surgió la técnica de la vigilancia y el disciplina- miento?  Foucault nos recuerda que las rutas de un diagnóstico del presente se construyen y nos muestran la mutación de sentidos, y las nuevas tomas de palabra y de acción, a su vez, estas articulaciones nos desvelan como su apuesta al elaborar un diagnóstico en nuestro tiempo, mantiene una vigencia imperante, creando articulaciones a partir de pensar la política, las relaciones con el mercado, la empresa, la educación, el cuerpo, las leyes, la sexualidad, en relación de variabilidad y desplazamiento de la “sociedad de la sociedad” y sus formas de producir relaciones de poder-saber -hoy pudiéramos pensar la digitalización y las prótesis tecnológicas como efectos de estos desplazamientos teóricos y mutaciones antropológicas-.  O ¿qué decir de la ansiedad, TDA o la disociación como las nuevas condiciones psico-social, el cansancio o el auto rendimiento actuales?

Así la apuesta de pensar los procesos del gobierno de la vida, sus regulaciones y autodestrucciones propuestas a lo largo del pensamiento de Michel Foucault, nos invitan a reorientar nuestras preguntas a partir de pensar la disrupción que rige nuestro tiempo -que implica en explotar constantemente los cánones sociales, económicos, psicológicos, ideológicos etc.… produciendo desorientaciones y confusiones que producen nuevas condiciones de posibilidad regulatorias y normalizadoras en nuestra vida. 

¿Qué hacer entonces con Michel Foucault? ¿Qué hacer con su legado? Hacer intervenciones, proponer y hacer de esta intervención una crítica que nos permita resistir, transgredir, desafiar, cuestionar, las formas de control y gobierno, y nuestras formas de permitir dicha gobernanza y gestión. Crear herramientas de lucha a partir de la crítica nos permite, como su herencia lo muestra, luchar y desafiar los cánones de una determinación, proponer y crear alternativas para nuestro cuidado y el de los otros, comprendernos mejor y proponer una actitud siempre activa y atenta, no renunciado a hacer la experiencia de la palabra.

*1. Extractos de conferencia dictada en Editorial Siglo XXI, México, “El Foucault que viene”, 15 de mayo del 2024. Marisol Ochoa.

*2. Michel Foucault, El bello peligro, 1ra.ed., Interzona, 2014, Buenos Aires, Argentina, p.49.

*3. Ibid.

 

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