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¿Funciona la Guardia Nacional?
Más allá de si se mantiene como fuerza civil como dice la Constitución o se militariza como pretende el presidente López Obrador a través de una ley inconstitucional, lo que debería analizarse es si esta institución, creada a marchas forzadas para ser la principal institución de seguridad del país como dice la iniciativa, funciona o no.
El presidente está atrapado con la militarización. La Guardia Nacional está integrada por 115,000 elementos de los cuales 75% son soldados o marinos que no están dispuestos a dejar de ser militares, pasar al ámbito civil y convertirse en policías. Por otro lado, los secretarios de la Defensa y Marina no están dispuestos a perder esos elementos y esos recursos para transferirlos a una institución civil. Si no se militariza la Guardia Nacional se quedaría sólo con 25,000 elementos y sería otro esfuerzo fracasado de este gobierno. Por eso, además del pensamiento militarista del presidente, la única alternativa de que su Guardia Nacional se mantenga es que la maneje el Ejército.
La militarización de la seguridad pública no es de ahora, se inició desde hace muchos años y con la declaración de guerra del presidente Calderón se convirtió en la principal estrategia de seguridad pública del gobierno. Militarización que continuó con el presidente Peña y ha llegado a un extremo en este gobierno con la creación de la Guardia Nacional, que ha funcionado como parte del Ejército.
En todo este tiempo, la militarización no ha dado resultados para reducir la violencia y debilitar a la delincuencia organizada. De hecho, estamos viviendo niveles de violencia que no habíamos visto hace muchos años y los resultados en reducción de homicidios dolosos es muy pobre al bajar en 14% en lo que va del sexenio. Esta tendencia a la baja se ha detenido en lo que va del año y parecería que la presencia de la Guardia Nacional ya sólo asusta a la población.
Es lógico que la gente apoye la militarización ante la desesperación que tiene por la inseguridad y la delincuencia, la presencia de la guardia nacional da una sensación de seguridad y protección, aunque no de resultados. Los militares no tienen el perfil y la preparación para interactuar con la población y los gobiernos locales y para garantizar la seguridad pública, como si lo pueden hacer las policías estatales y municipales.
La experiencia de la Ciudad de México debería ser un ejemplo, la presencia de la Guardia Nacional es mínina y se han logrado resultados, que no se han dado donde la presencia de esta institución es preponderante. El gobierno de la ciudad le apostó a fortalecer a la policía local y los resultados están a la vista. Lo mismo pasa en otros estados como Yucatán, Coahuila y otros más, en donde la prioridad ha sido fortalecer a las policías estatales y municipales.
El debate debe estar entre quienes pueden ser más efectivos para garantizar la seguridad pública, los militares y su disciplina o los policías y su contacto con la población. Los militares en convoyes dando vueltas o los policías interactuando en las comunidades y con la gente.
Es el momento de hacer un análisis de los resultados de la Guardia Nacional y la militarización, preguntarnos si parte de esos recursos no hubieran dado mejores resultados invertidos en fortalecer las policías estatales y municipales.