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Opinión

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Guerra, soberanía y energía renovable

La invasión de Rusia a Ucrania ha lanzado ondas de choque por todo el planeta. Ha implicado efectos geopolíticos inesperados, entre ellos, la revitalización de la OTAN y del liderazgo de los Estados Unidos, un nuevo impulso de unidad en Europa, y el rearme de Alemania con un cambio de 180 grados en su doctrina pacifista y de acogimiento al paraguas militar norteamericano. Francia ha recuperado un papel de pivote diplomático y como importante fuerza de defensa para Occidente en Europa. Taiwán ha asumido conciencia de sus paralelismos con Ucrania, y China lo pensará dos veces antes de retomar la isla por la fuerza; además, valorará el lastre político y estigma que le representa su alianza con Putin.

También ha quedado claro que un pueblo resuelto y valiente, como el ucraniano, sólo con material militar ligero pero moderno y de alta tecnología (como misiles personales portátiles anti-tanque Javelin y SAAB NLAW, y los implacables misiles antiaéreos también portátiles Stinger) es capaz de empantanar la invasión de una superpotencia militar, y de casi neutralizar a su fuerza aérea y fuerzas mecanizadas.

Por otro lado, las sanciones financieras y comerciales a Rusia van calando hondo en la economía global, a pesar de que la economía rusa es sólo del tamaño de la de España, o apenas 1.5 veces el tamaño de la economía mexicana. Cadenas de suministro de metales y otras materias primas se han dislocado, y se han disparado los precios internacionales de los hidrocarburos y del trigo. Esto último, dado que tanto Rusia como Ucrania se encuentran entre los más importantes exportadores del grano. La sombra de la hambruna se proyecta sobre África. También, Rusia es un gran exportador de Níquel, esencial para baterías de litio en autos eléctricos. Sus precios se han elevado en 60%.

Pero la energía es el sector que arroja implicaciones más prolijas y trascendentes. El nuevo Canciller Alemán Olaf Scholz ha reconocido el error de Merkel de haber hecho depender a Alemania de los hidrocarburos de Rusia. Merkel calculó que el comercio y la integración energética irían acercando y haciendo converger a la Unión Europea y a Rusia. Una nueva pero fallida Ostpolitik. Dos gasoductos directos de San Petersburgo a las costas alemanas del Báltico lo atestiguan. Incluso el excanciller socialdemócrata Gerhard Schröder acabó siendo consejero de la empresa vendedora del gas, el gigante ruso Gazprom controlado por el Estado. Debe señalarse que Merkel no invirtió lo suficiente en plantas de regasificación en sus puertos, que podrían haber permitido a Alemania abastecerse de gas en forma de Gas Natural Licuado transportado en grandes barcos criogénicos desde Estados Unidos, Qatar, Kuwait, Indonesia o América Latina. Merkel cometió otro error: el cierre de las plantas nucleares alemanas por presiones de los Verdes. Esto tuvo dos consecuencias; una fue aumentar la generación eléctrica con carbón y frenar la lucha contra el calentamiento global, y la otra, imponerle a Alemania una sofocante camisa de fuerza política restándole autonomía y soberanía. El nuevo Canciller Scholz ahora lo reconsidera.

De ahí que, desde el inicio de la guerra, Alemania ha tratado de mitigar o limitar el alcance de las sanciones comerciales y financieras de Occidente a Rusia. Incluso hoy, todavía, se opone a la prohibición de importaciones de gas y petróleo de Rusia a Occidente, lo que verdaderamente cerraría la fuente de financiamiento más relevante para el dictador Putin. Estados Unidos lo acaba de hacer. (El 70% de las exportaciones de petróleo y gas de Rusia van a Occidente).

Pero debe advertirse que, en esta crisis, las energías renovables han contribuido decisivamente a moderar los incrementos en los precios de la energía y a darle mayor autonomía política y flexibilidad energética a diversos países europeos, en el contexto de la guerra desatada por Putin contra Ucrania. Los costos de la energía solar se han abatido en 85% desde 2010, mientras que el costo de la energía eólica tanto en tierra como en el mar ha disminuido en 50% en el mismo periodo. Y ni el viento ni el sol son importados, están disponibles localmente. Adicionalmente, los precios de la energía renovable son estables y predecibles, ya que no dependen de insumos volátiles. Pero para aprovechar en todo su potencial a las energías limpias es preciso garantizar su estabilidad y confiabilidad. Para ello deben desarrollarse redes eléctricas de amplia cobertura geográfica, integradas e inteligentes, con nuevos sistemas de interconexión, transmisión y distribución., así como sistemas de almacenamiento, fundamentalmente a partir de baterías de litio o de hidrógeno verde producido por electrólisis del agua con energía solar, eólica o nuclear. Es obvio que la energía limpia, además de ser pieza clave en la lucha contra el calentamiento global, es un factor decisivo para lograr la soberanía y seguridad energética de los países.

En esta crisis, las energías renovables han contribuido a darle mayor autonomía política a diversos países europeos.

@g_quadri

Político, ecologista liberal e investigador mexicano, ha fungido como funcionario público y activista en el sector privado. Fue candidato del partido Nueva Alianza a Presidente de México en las elecciones de 2012.

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