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Opinión

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Guerrero será la tumba de Morena

El huracán Otis no sólo ha destruido buena parte de Guerrero, también llegó para cimbrar a México de una manera excepcional. Desde la pandemia de COVID-19 aprendimos que el mundo y la realidad pueden cambiar completamente en un instante y alterar el curso de la historia.

La suma de mentiras, declaraciones desafortunadas, respuestas tardías y omisiones imperdonables, han hecho que el presidente de México se deje ver en su más pura esencia como el hombre que realmente es; un personaje soberbio, autoritario, negligente e insensible. Una persona incapaz de escuchar y sensibilizarse ante la peor tragedia que ha vivido México en décadas.

Primero hizo el ridículo viajando a Acapulco por tierra cuando sabía que era imposible llegar por los deslaves y los daños en la autopista. Las imágenes de él en un vehículo del ejército atascado en el lodo; dando instrucciones a los militares, riendo y finalmente bajándose a caminar porque no libraron el atasco, se convirtieron en símbolo de su propio fracaso y derrota; de su atasco e incapacidad para avanzar, para administrar, para gobernar, para cumplir y para enfrentar enormes desafíos. Igual que ocurrió con su capricho de subirse a ese vehículo, su necedad todo lo complica y lo arruina.

No obstante, el presidente se atrevió a declarar que “tuvimos suerte” pues según él y sus datos falsos, murieron muy pocas personas. Ante una realidad tan crítica en la que miles de familias viven el peor momento de sus vidas porque perdieron todo y no tienen lo elemental para sobrevivir, es inaceptable y reprobable la improvisación y la suma de malas decisiones como las que han tomado hasta ahora. Es imperdonable el abandono en el que el presidente, la gobernadora y la alcaldesa, todos de Morena, han dejado a los guerrerenses. 

La ausencia total de los tres niveles de gobierno, municipal, estatal y federal durante tantas horas, generó una crisis humanitaria, los peores saqueos y actos de rapiña, la multiplicación del caos y la anarquía extendida por toda la zona afectada. La alcaldesa de Acapulco no tiene capacidad ni de explicar lo que ha pasado, mucho menos de responder a esta crisis humanitaria. La gobernadora de Guerrero desapareció durante las horas más críticas tras el imapcto del huracán y sólo se ha dedicado a elogiar al presidente en medio de la muerte y destrucción que se respiran en su estado. Así de indolentes y miserables son los funcionarios de Morena. 

Por supuesto, han sido incapaces de escuchar el grito desesperado de miles de familias y no han respondido a sus demandas más básicas, como al reestablecimiento de todos los servicios, el retiro de los cadáveres y el suministro de artículos para sobrevivir en las zonas rurales más alejadas. Y ni que decir de atender su demanda de material para (RE)construir sus casas. 

Ante esta realidad tan desafiante, vale la pena tomar perspectiva del momento histórico y político que vive México. Hasta hace unos meses, parecía casi imposible que la oposición pudiera ganar las elecciones en 2024 y sacar a Morena. Hoy, dos fenómenos disruptivos nos devuelven la esperanza pues no sólo es posible pero altamente probable y muy deseable que Morena pierda notoriamente en 2024.

Los dos fenómenos disruptivos que están cambiando el curso de la historia son: la virtual candidatura de Xóchitl Gálvez encabezando el Frente Amplio por México y la evidente maldad de López ante la tragedia del huracán Otis. Aún cuando (RE)conocemos las grandes cualidades de Xóchitl, el riesgo es la inminente elección de estado pues hay que considerar que toda la estructura del gobierno, el presupuesto, la propaganda, la maquinaria de Morena en todos los estados que gobiernan y también mucho dinero ilícito, operan a favor de Claudia. Para muchos, todo esto parecía insuperable hasta que el huracán Otis devastó a Guerrero. 

El huracán ha desnudado a Morena dejando ver su miseria absoluta ante el sufrimiento de la gente. Han quedado expuestos tal como son: soberbios, resentidos, insensibles, torpes, negligentes, incapaces, abusivos, mentirosos e indolentes. ¿Qué se podía esperar de un presidente que justifica el robo y la rapiña y de una alcaldesa que al robo le llama “cohesión social”? La devastación del huracán Otis deja ver que, no sólo Guerrero sino todo México, está en manos de criminales. La sacudida de este momento está abriendo ojos y corazones dispuestos a cambiar de rumbo pues este no sólo es inviable sino altamente peligroso. 

Nadie está seguro en un país donde no hay autoridad para poner orden y garantizar la seguridad, el respeto a la vida y a la propiedad; en el que la anarquía y el caos aparecen con ayuda del gobierno sin menor resistencia. Todos los estados deben verse en el espejo de Guerrero. Hoy son ellos, mañana puede ser cualquier otro. Queda claro que no les importan las personas, sólo los votos. 

El presidente perdió su última oportunidad para hacer algo relevante por los guerrerenses, por esos mexicanos que perdieron absolutamente todo y que no han sido ni serán ayudados como se merecen. Su gobierno ya destinó miles de millone de pesos del presupuesto de 2024 para terminar las obras faraónicas que no servirán para nada y el resto del dinero lo quiren utilizar para la campaña de Claudia. Todo eso sin contar lo que roban para ellos mismos.  

Es evidente que el gobierno no sólo no está dispuesto a ayudar con todos los recursos económicos y humanos a Guerrero ni a ningún otro estado que pueda sufrir una tragedia similar; también comete el gravísimo error de obstaculizar la ayuda ciudadana y de polarizar aún más para obtener ventaja política. Esto también es imperdonable como lo es el capricho de entregar las despensas en cajas que llevan la leyenda: “Gobierno de México.”

Muchos indecisos aún tenían intención de votar por Claudia por miedo a perder ciertos apoyos que les otorga el gobierno. Sin embargo, la indignación por la forma en que están actuando en Guerrero, hace que abran los ojos y dimensionen la amenaza que representa para todos los mexicanos este gobierno y su eventual continuidad.

Conforme pasan las horas, la imagen del presidente se deteriora más, se deprecia más, se hunde más. Se le nota enojado, frustrado y derrotado porque sabe que todo se le salió de las manos. Al mismo tiempo, el reconocimiento de Xóchitl crece como espuma por su empatía con los guerrerenses y su capacidad de llamar a la reconciliación, de buscar la unidad y de ofrecer soluciones inmediatas para levantar a un estado que se hunde cada hora que deja de ser atendido por los tres niveles de gobierno. 

Es evidente que los desastres naturales no los podemos evitar pero los desastres políticos y sociales sí. Un huracán como Otis es inevitable pero el huracán Sheinbaum puede y debe detenerse a tiempo. La forma de evitar que la devastación política continúe es participando activamente, votando masivamente y eligiendo correctamente. 

Todo está cambiando muy rápido y es imposible predecir lo que ocurrirá en los próximos meses. Lo que es cierto es que, el gobierno, al poner en evidencia su esencia malvada, ha cavado su propia tumba en Guerrero. Nos toca a millones de mexicanos cobrarles todo el daño provocado votando masivamente por Xóchitl para que, en 2024, Guerrero y todo México pueda (RE)nacer después de esta pesadilla. Guerrero será la tumba de Morena y desde ahí, habrá de (RE)surgir todo México. 

*Armando Regil Velasco es Presidente Fundador del Instituto de Pensamiento Estratégico Ágora A.C. (IPEA).

Twitter: @armando_regil

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