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Opinión

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Hansel, Gretel y la casita Fintech de chocolate

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Pues sí, perdidos en el bosque, con hambre, frío y ante esa abundancia de manjares y dulces, sucumbieron a la tentación dejándonos una valiosa lección que sigue siendo vigente. ¿Puedes hoy imaginar inversiones que pagan mucho más que los instrumentos “normales” del mercado, créditos que se obtienen inmediatamente casi sin requisitos y sin verificación de antecedentes crediticios, y además todo ello, sólo con los pases mágicos de unos clicks en tu teléfono celular?; tal vez ahora las víctimas no se llaman Hansel o Gretel, pero créeme lo que te voy a decir, no es un cuento.

El mundo de las operaciones financieras es complejo y cambiante, y no todos estamos siempre “al día” de los ajustes que se van presentando como consecuencia de las necesidades del mercado nacional y por supuesto, internacional.

Dentro de este universo de empresas, encontrarás a las famosas Fintech, término que en realidad aglutina una gran diversidad de modelos de negocios y tipos de entidades relacionadas con operaciones financieras implementadas a través de medios tecnológicos; pero que en México sólo un par de ellas se encuentran legalmente reguladas como tal y supervisadas como Instituciones de Tecnología Financiera (“ITF”), a su vez, divididas en: Instituciones de Fondos de Pago Electrónico (“IFPE”) e Instituciones de Financiamiento Colectivo (“IFC”).

Puedes distinguirlas entendiendo que, las IFPEs sirven para recibir tus recursos, administrarlos y darles el destino que como cliente instruyas, pudiendo ser desde el retiro en efectivo o el pago a terceros, incluyendo lo relacionado con la adquisición de bienes o la contratación de servicios. En el caso de las IFCs, los recursos los aportas como inversionista o recibes como solicitante, para financiar incluso deudas de tipo personal, proyectos, etc. En cualquiera de los casos, se trata de una empresa que recibe directamente, o sirve de plataforma para que otros reciban tus recursos; y ahí está el punto fino, les estás encargando aunque sea por corto tiempo, tu dinero.

Y puedes pensar, ¿esto no es nuevo, así funcionan los Bancos, o no?, que también son Entidades Financieras autorizadas para poder brindar esos servicios; aunque estos cuentan con un mecanismo de garantía que respalda los recursos recibidos que, es el IPAB. Aquí podemos hacer pausa, porque aún en el caso de las ITFs que se encuentren debidamente autorizadas, expresamente y por Ley (Art. 11 LRITF), no cuentan con garantía alguna brindada por el gobierno o alguna otra figura, y en consecuencia, en caso de que la empresa falle, el riesgo en el posible detrimento o pérdida de los recursos entregados, es para ti como cliente.

Entonces, la seguridad que puedas tener como cliente de estas empresas respecto al dinero operado por su conducto estará en buena medida, sustentada en el hecho de que se trate de entidades que fueron revisadas previamente por la SHCP, el Banco de México y la CNBV, antes de ser autorizadas y que a partir de la citada autorización, están sujetas al cumplimiento de las reglas que para tal efecto emitan y supervisen las autoridades financieras.

Además, se ha constatado por la CONDUSEF que algunas de estas empresas que actúan sin la debida autorización, han utilizado la información personal de sus clientes para realizar suplantación de identidad, solicitan anticipos o pagos previos que jamás devuelven, en adición a que, cualquier persona que realice estas actividades reguladas sin contar con la autorización respectiva estaría en un supuesto incluso de responsabilidad penal; y al no haber esquemas de garantía implementados, carecen de la seguridad que deriva precisamente de los estándares regulatorios y supervisión respectiva.

Finalmente, en el supuesto de concurso mercantil o quiebra, las entidades autorizadas cuentan por Ley (Art. 47 LRITF) con un derecho de separación sobre cuentas y activos reconocido, o sea, separándose tu dinero del patrimonio de la empresa, que es una mejor posición para su posible recuperación.

Si lo que estás viendo y te están ofreciendo se ve como de cuento, entonces probablemente es un cuento; pero no de los que terminan con “vivieron felices para siempre”.

Twitter: @LBartolini

lbartolini01@gmail.com

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