Lectura 4:00 min
Hay algo bueno en el presupuesto 2023: la inversión en agua
Los mexicanos tenemos muchas virtudes, pero no somos previsores y sospecho que somos de lento aprendizaje. Vivimos en uno de los dos países de América que tiene mayor stress hídrico pero nos damos el gusto de gastar 50% más agua en promedio que los europeos. No es un asunto de hábitos de higiene, sino de mal uso del agua. De los 322 litros diarios que gastamos por persona, 40% se pierde. Vivimos en un país semi árido, pero nos aferramos a un mito de abundancia que nos hace mucho daño. Fue necesaria una crisis de agua como la que vivió Monterrey para que entendiéramos lo cerca que estamos del infierno por la falta de acceso a este líquido.
La crisis de Monterrey se volvió un tema nacional por la importancia de la ciudad. Es la tercera del país por población y la número Dos por su generación de riqueza. Fuimos testigos del drama que vivieron miles de regiomontanos, a través de las redes sociales y los principales medios de comunicación. Su difícil circunstancia sirvió para abrir los ojos hasta de los que no querían ver: políticos, empresarios y ciudadanos. Esta crisis fue, sin duda, un factor de peso para el cambio de estatus presupuestal de la Conagua y los proyectos de infraestructura hídrica. Para el 2023, sí son prioridad en el PEF que elaboró la Secretaría de Hacienda. En 2022, hubo 15,390 millones para Obras y 33 mil millones para la Conagua. Para el 2023, serán 44,693 millones destinados a Obras y 68,485 millones para la Conagua, si los diputados no dicen otra cosa.
En el paquete presupuestal están contempladas la Presa de la Libertad y el Cuchillo para llevar agua a Nuevo León. También están previstos recursos para apoyar a la comunidad Yaqui en Sonora; el proyecto de agua saludable en La Laguna; el rescate del Lago de Texcoco y el sistema Cuitzmala en el centro del país. Es obvio que todos estos proyectos son necesarios, pero la urgencia está en todo el territorio nacional. En 14 estados hay problemas cotidianos relacionados con los servicios de agua y saneamiento. Dos terceras partes de la población mexicana habitan en lugares donde el abasto del agua no está garantizado en el mediano plazo, digamos para el 2050. En Querétaro, hablan del Acueducto III. En Jalisco, de la presa del Zapotillo. En Baja California, Guanajuato y Chihuahua, de lo difícil que será sostener las altas tasas de crecimiento si no hay más inversión en agua.
Es el abasto, además la necesidad de construir plantas de tratamiento y saneamiento de las aguas utilizadas. El desarrollo de infraestructura para aprovechar el agua pluvial que se pierde en más de 99%. No olvidar el imperativo de mejorar la eficiencia en nuestros sistemas de producción de alimentos en el campo.
En agricultura y ganadería se utiliza 70% del agua disponible en México. El uso eficiente es la excepción más que la regla. Según la FAO, a nivel mundial, un kilo de carne de cerdo necesita 6 mil litros para producirse. Una bolsa de papitas requiere 185 litros. Un litro de leche, mil litros de agua. Un kilo de maíz, 450 litros.
Volvamos al presupuesto 2023. Si los diputados aprueban o amplían la propuesta que presentó Hacienda se revertirá algo del daño que hicieron las reducciones presupuestales que se hicieron desde el 2019… más la corrupción de toda la vida. Ojalá que el susto que provocó Monterrey no se apague y nos dure lo suficiente para generar una cultura del agua. El Instituto Mexicano de Tecnología del Agua estima que se necesitaría una inversión anual de 49,000 millones de pesos durante 20 años para revertir muchos de los rezagos.
¿Por qué invertir en agua? Un informe realizado por la Fundación Sanitation and Water for all enfatiza una serie de ganancias en calidad de vida asociadas al acceso a agua limpia y drenaje. Entre las más importantes, se encuentra un incremento en la asistencia a las escuelas por parte de los niños y niñas; mayor privacidad para las mujeres y mayor seguridad para mujeres y personas mayores. Dicho estudio, llamado Un Manual para los Ministros de Finanzas, calcula que la rentabilidad social de los proyectos de agua potable y drenaje es de 4 dólares por cada dólar invertido. ¿Por qué no invertir en agua?