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Holodomor: 90 años después, la “cosecha de dolor” continúa
El 25 de noviembre, todo el mundo democrático marca el 90º aniversario del Holodomor de 1932-1933 y honra la memoria de millones de ucranianos que murieron a causa de la hambruna organizada y perpetrada por el régimen totalitario comunista.
Hoy, este día adquiere nuevos significados y símbolos, porque el crimen de genocidio no condenado ha encontrado su continuación en la guerra moderna de Rusia contra Ucrania. A pesar del cambio de nombre del Estado y de sus líderes, las intenciones criminales de Moscú hacia Ucrania no han cambiado: hace 90 años, el régimen comunista, para subyugar y colonizar el Estado ucraniano, recurrió al crimen más terrible contra la humanidad: el genocidio, cuya política el mundo está observando en la guerra moderna.
Holodomor de 1932-1933 fue una política de hambruna introducida por el régimen soviético contra el pueblo de Ucrania. El Holodomor cumple con la definición de genocidio según el artículo II de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
Después de que Stalin concentrara en sus manos todo el poder de la Unión Soviética a finales de la década de 1920, introdujo políticas totalitarias a las que los ucranianos resistieron masivamente. Como medida de subyugación total, Moscú llevó a cabo un genocidio mediante la confiscación por la fuerza de cereales y otros alimentos de los ucranianos. Para hacer cumplir esta política de hambre, el régimen soviético selló las fronteras y los asentamientos para evitar que los ucranianos escaparan.
El número exacto de víctimas del genocidio del Holodomor es difícil de determinar porque el régimen comunista hizo todo lo posible para ocultar sus crímenes. Sin embargo, según los datos de los científicos, al menos 3,9 millones de personas murieron de hambre en Ucrania en 1932-1933; otros 600 mil fueron víctimas no nacidas. Por tanto, las pérdidas demográficas acumuladas ascienden a al menos 4,5 millones de vidas.
Stalin mató de hambre a millones de ucranianos como parte de su política genocida en Ucrania. Al destruir la infraestructura agrícola ucraniana y socavar el trabajo del acuerdo de cereales del Mar Negro, Putin está utilizando los alimentos como arma para implementar su agresiva agenda política en el mundo.
Al igual que durante el Holodomor de 1932-1933, hoy Rusia está repitiendo el genocidio contra el pueblo ucraniano. La “cosecha de dolor” continúa.
El objetivo de Rusia tanto en esta guerra como durante el Holodomor fue y sigue siendo la eliminación de la identidad ucraniana y de la nación ucraniana como tal. Para lograrlo, Rusia intenta quebrar la voluntad de resistencia de los ucranianos, utilizando una amplia gama de herramientas terroristas destinadas a la destrucción masiva de la población de Ucrania.
Al igual que durante la época soviética, hoy Rusia busca activamente la asimilación y rusificación de los ucranianos en los territorios temporalmente ocupados de Ucrania. Para eliminar la identidad, la cultura y el idioma ucranianos, Rusia mata y deporta a los ucranianos, niega su derecho a la existencia, destruye su herencia espiritual y cultural y quema la literatura ucraniana.
Destrucción deliberada de infraestructura civil; bloqueo de la evacuación de los territorios ocupados; deportación forzosa de niños ucranianos a Rusia para adopción ilegal; bombardero de sitios del patrimonio histórico y cultural y lugares de culto; negación pública de la existencia de Ucrania y de la propia nación ucraniana; fosas comunes descubiertas en las ciudades ucranianas liberadas de Bucha, Borodyanka, Hostomel, Irpin, Izyum y otras, confirman que las acciones bárbaras de Rusia contra Ucrania y los ucranianos constituyen el conjunto de pruebas del genocidio deliberado del pueblo ucraniano.
En el invierno de 1932-33, el imperialismo ruso mató a millones de personas haciéndolas morir de hambre. En los inviernos de 2023-24, intenta matar a millones de personas congelándolas. Depende del mundo no permitir un crimen contra la humanidad como ocurrió hace 90 años.
El régimen de Stalin cometió el Holodomor de 1932-1933, mientras que el régimen de Putin inició los Juegos del Hambre mundiales.
Millones de ucranianos perdieron la vida debido a la hambruna provocada por el hombre, el Holodomor. Hoy en día, como resultado de la actual guerra rusa contra Ucrania, la gente en otras partes del mundo está experimentando escasez de alimentos y aumento de los precios de los alimentos. Cientos de millones de personas en África y Asia sienten las consecuencias de la destrucción de la infraestructura agrícola de Ucrania y el bloqueo de las exportaciones de cereales ucranianos por parte de Rusia. Antes de la invasión de 2022, Ucrania poseía el 47% del girasol, el 17% de la cebada, el 14% del maíz y el 10% del trigo en el mercado mundial. En países como Líbano, India, Irak y China, productos agrícolas específicos de Ucrania representaron más del 50% de sus importaciones.
De manera similar, como lo hizo hace 90 años durante el Holodomor, Rusia vuelve a robar cereales y otros productos de los territorios que ocupa en Ucrania. Rusia vende este grano en el mercado mundial, ganando dinero para financiar aún más su guerra de agresión contra Ucrania.
La comunidad internacional no debería repetir los errores del pasado. El mundo no detuvo el Holodomor hace 90 años, pero puede evitar que Rusia mate de hambre a la población de las regiones más vulnerables.
Debemos restaurar la justicia histórica: reconocer el Holodomor como un genocidio del pueblo ucraniano e impedir que Rusia siga cometiendo genocidio, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
El proceso de reconocimiento internacional del Holodomor de 1932-1933 en Ucrania como genocidio del pueblo ucraniano comenzó con una Declaración del Parlamento de Estonia adoptada el 20 de octubre de 1993.
A día de hoy, el Holodomor ha sido reconocido como genocidio por 28 países al más alto nivel parlamentario, entre ellos varios países de las Américas, incluido México. Diez países más reconocieron el Holodomor a nivel regional y 21 países establecieron un monumento dedicado a él.
Los males impunes y los errores no reconocidos regresan en peor escala. La impunidad engendra impunidad. La Unión Soviética nunca fue castigada por sus crímenes. La crueldad y la barbarie rusas han regresado, desafiando no sólo a la humanidad sino a la existencia misma de la humanidad. Reconocer el Holodomor significa romper este círculo vicioso.
*La autora es embajadora de Ucrania en México.