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Hoy tengo que usar mi fondo para emergencias
El fondo para emergencias es sin duda una herramienta básica de protección de nuestro patrimonio. Por eso hablo mucho de él: nos permite enfrentar gastos imprevistos o eventos desafortunados (como una pérdida temporal de ingresos) sin causar un desequilibrio en nuestras finanzas personales y sin tener que endeudarnos.
Hoy agradezco tener uno. Se me rompió un diente y lamentablemente no se puede salvar. Me lo van a tener que extraer, poner un implante con injerto de hueso y más adelante una corona. Todo eso es bastante costoso.
Si no tuviera un fondo para emergencias, tendría que tomar una deuda, lo cual conlleva un costo financiero y también un costo de oportunidad. Estaría “pateando” el problema para más adelante.
Es cierto: lo que usaré de mi fondo lo tendré que reponer eventualmente, pero lo haré en mis propios términos, al ritmo que me acomode. Nada más dependo de mí mismo y no de terceras personas. Tengo toda la flexibilidad financiera que necesito.
Algo que me ayuda mucho en este caso es que mi fondo para emergencias está completo. Lo que voy a usar para sufragar este imprevisto es menos de la tercera parte. Así que todavía tengo un buen colchón disponible, si lo llego a necesitar. A veces nos toca un día lluvioso, pero también puede llover sobre mojado. Estoy preparado y eso me da muchísima tranquilidad.
¿De qué tamaño debe ser el fondo para emergencias?
Los expertos sugieren que al menos debe contener entre tres y seis meses de gasto familiar corriente. Aunque hay gente que necesita más. Conozco gente que prefiere tener un colchón en efectivo de más de un año de sus gastos.
Pensemos, por ejemplo, en un profesionista independiente que tiene tres clientes, pero uno representa 80% de sus ingresos. Si llegara a perderlo, se tardaría mucho tiempo en sustituirlo y por eso necesita tener una reserva mayor.
¿Dónde guardarlo?
El fondo para emergencias debe estar separado del dinero que usamos para nuestro gasto corriente, pero debe estar disponible en cualquier momento. Tiene que tener cierta liquidez. Pero también debemos tratar de protegerlo de la inflación en la medida de lo posible.
Un lugar ideal es una cuenta de Cetesdirecto. Podemos guardarlo en el fondo BONDDIA que tiene liquidez diaria.
Particularmente tengo un mes de mis gastos en BONDDIA. Lo demás lo mantengo en Cetes a 28 días, pero de manera escalonada (es decir, con distintos vencimientos, para tener disponibilidad semanal de una parte de mi dinero). Me siento cómodo así.
He visto sugerencias de “invertir” parte del fondo para emergencias en instrumentos que tienen mayor riesgo o volatilidad y un horizonte de mayor plazo. Me parecen aberrantes porque no es dinero que se deba arriesgar o que deba estar sujeto a volatilidad No debemos perseguir rendimientos con él.
Los gastos irregulares no son emergencias
Es importante entender que los gastos irregulares, como el regreso a clases, el Predial o las vacaciones, se pueden planear. No son imprevistos y por lo tanto debemos considerarlos en nuestro plan de gastos. El fondo para emergencias es para otras cosas que pueden suceder de manera inesperada e imprevista
¿Cómo construirlo?
Con paciencia y disciplina. Recordemos: Roma no se construyó en un día. Lo importante es que en nuestro plan de gastos, consideremos esto como nuestra prioridad y nos paguemos primero a nosotros mismos. Hasta que lleguemos a la meta.