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Opinión

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Huertos urbanos

Se clasifican como megalópolis a las ciudades que tienen más de 10 millones de habitantes.

Hay demasiadas megaciudades en el mundo y esto es preocupante por su sustentabilidad y el efecto que tienen sobre el cambio climático, unas más que otras y en diferentes aspectos, claro está.

Algunas de ellas, que son muy conocidas, son las ciudades de Tokio, Shanghái, Cantón, Beijing, Mumbai, Delhi, Sao Paulo, Dhaka, el Cairo, Nueva York y, la zona conurbada del Valle de México, dentro de dónde se encuentra la Ciudad de México.

Las megaciudades se caracterizan por la presencia de edificios y superficies pavimentadas que generan “islas de calor urbanas”.

El tema con las “islas de calor urbanas” es que siguen irradiando calor después de la puesta del sol, por lo que, al seguir el calor, cuando naturalmente no debería, además de la emisión de los gases de efecto invernadero, necesariamente provocan un impacto en la atmósfera y por lo tanto, en el cambio climático.

México, por mucho, se encuentra debajo de China, India, Estados Unidos, Indonesia, Pakistán o Brasil, en términos del número de su población. Sin embargo, como muchos otros países, tiene un patrón en donde el crecimiento demográfico será urbano.

De acuerdo con un artículo publicado el 20 de junio de 2017 intitulado “Tendencias del desarrollo urbano en México”, ONU hábitat resalta que “en las próximas décadas, buena parte del crecimiento demográfico en México será urbano. Esto significa que el país pasará de contar con 384 ciudades a 961 en 2030, en las que se concentrará 83.2% de la población nacional y en donde muy probablemente sea la población pobre la que predominará.” Este es un fenómeno que se da en todas partes del mundo.

Ver desde los cielos cómo aterrizan los aviones en la Ciudad de México permite advertir que es una ciudad interminable. ¿Qué va a pasar con esta ciudad? ¿la llegarán a abandonar sus habitantes algún día, después de haberla explotado? ¿alcanzará el agua para abastecerla? ¿habrá suficientes viviendas dignas y decorosas para todas las personas? ¿cuál debe ser la movilidad entre las y los habitantes? ¿alcanzará la atención médica y hospitalaria, la educación y el trabajo? ¿habrá suficiente comida para todos sus habitantes? y, en su caso, ¿cómo se va a garantizar la seguridad alimentaria? son solamente algunas de las muchas preguntas que giran alrededor sin poder encontrar una respuesta fácil.

De poco sirve preocuparse sin ocuparse. Se deben ejecutar las políticas públicas, leyes y programas para enfrentar estos problemas en forma inmediata con miras a corto, mediano y largo plazo. Igualmente, las megaciudades deben compartir experiencias y unirse para atemperar los efectos del cambio climático y ser más resilientes, verdes y sostenibles.

De conformidad con el artículo 4 de la Constitución General de la República, corresponde al Estado garantizar el derecho humano a la alimentación nutritiva, suficiente y de calidad. Este derecho es además un derecho reforzado para los grupos y comunidades indígenas, así como para las niñas, niños y adolescentes.

Los huertos urbanos pueden contribuir en alguna medida a garantizar parcialmente la seguridad alimentaria cuya crisis –a nivel global- se avecina por el cambio climático. La agricultura urbana y periurbana, además pueden atenuar las islas de calor de las megalópolis. En general, se puede decir que los huertos urbanos pueden servir para mitigar el cambio climático, proteger el ambiente, generar condiciones de auto empleo y contribuir, parcialmente, para la seguridad alimentaria. Las megalópolis deben cambiar rápidamente a convertirse en megaciudades verdes. 

Los traspatios, techos, paredes, balcones y terrazas de los edificios son lugares en los que se puede cultivar. Asimismo, las viviendas, pequeñas parcelas, patios o, jardines serán los recipiendarios de la agricultura urbana que seguramente con la ejecución adecuada de políticas públicas y la voluntad del sector público y privado servirán para el cultivo, producción y venta comunitaria de los excesos de las frutas, verduras y hortalizas que se cultiven.

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha señalado, en relación con los huertos urbanos, que “El programa de la FAO y otras iniciativas parecidas de organizaciones asociadas han demostrado cómo la horticultura contribuye a emancipar a los sectores pobres de la población urbana y fortalece su seguridad alimentaria y su nutrición. Pero también contribuye a crear ciudades más verdes, más capaces de afrontar los desafíos sociales y ambientales, desde el mejoramiento de los barrios bajos y la gestión de los desechos urbanos hasta la creación de empleos y el desarrollo de la comunidad.”

La Ciudad de México debe empezar a concientizar y a deconstruir la cultura citadina que, en la mayoría de las alcaldías, está alejada de la agricultura urbana, para cambiarla hacia una cultura de la horticultura urbana y periurbana, para que no sean solamente los puentes y calles de la ciudad en los que se comiencen a ver las plantas verticales, aunque éstos deben continuar.

El 1 de enero del 2021 entró en vigor la Ley de Huertos Urbanos de la ciudad de México. Algunas cuestiones interesantes que se desprenden de la ley es que se reconoce como derecho de las personas que habitan en la Ciudad de México contar con un huerto urbano. Se reconocen los huertos urbanos públicos como privados. Todas las dependencias y organismos constitucionales autónomos tienen la obligación de tener un huerto urbano. Así como, entre otras cuestiones, que toda persona tiene derecho a recibir capacitación por parte de la alcaldía que corresponda a fin de instalar adecuadamente y dar mantenimiento oportuno a su huerto urbano; a contar con asesoría técnica por parte de la Secretaría del Medio Ambiente, a fin de conocer qué especies son viables de tener y cuidar mediante agricultura urbana en los huertos urbanos y a recibir, en caso de solicitarlo, capacitación en materia de autoempleo relacionado con la agricultura urbana.

Los habitantes de la ciudad de México requieren mucha información para ejercer este derecho, la publicidad y apoyo de las autoridades será indispensable para convertir a la Ciudad de México en una ciudad sostenible. El sector privado tiene un nicho importante que junto con las autoridades pueden ayudar a mitigar las islas de calor urbanas y a generar las condiciones para que haya huertos urbanos.

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