Lectura 5:00 min
Inversiones para Trump 2.0
Aunque faltan cuatro meses para la elección en Estados Unidos, y aun puede haber cambios importantes (que su competencia cambie de personaje, por ejemplo), la posibilidad de que Donald Trump vuelva a ser presidente ha crecido. La decepcionante actuación del presidente Biden en el debate de hace tres semanas y el atentado del sábado contra Trump solo han acrecentado tal posibilidad.
Entre los inversionistas a nivel global hay una sensación de que se trata de un escenario base obvio. Las principales referencias, como el sitio de encuestas RealClearPolitics, o el sitio de apuestas Predictit, vieron aumentar los porcentajes de preferencias a favor de una victoria de Trump.
Hay varias líneas definidas alrededor de una victoria de Trump en el terreno económico y financiero. Las más conocidas son, sin duda, el aumento del proteccionismo y la desregulación, así como la continuación de una relajación fiscal a través de menores impuestos y mayor gasto. Ello sin duda genera ya preocupaciones entre los inversionistas y algunas dinámicas que se comienzan a ver.
La principal percepción en los mercados es la inquietud sobre una sacudida en el mercado de bonos. Se cree que la segunda etapa de Trump como presidente va a elevar el déficit público (ya de por si elevadísimo después de la pandemia y de las políticas agresivas de Biden); asimismo, se asume que podría estacionar a la inflación en niveles elevados gracias a la imposición de aranceles a la mayoría de los bienes importados.
Por ello, los inversionistas podrían temer un salto en las tasas de largo plazo y su permanencia en niveles elevados. Hasta el momento tal cosa no ha sucedido. Salvo breves insinuaciones, sobre todo después del debate, no hay una señal de que los mercados de deuda estén estresados por la posibilidad de que gane Trump. La curva de tasas de plazos largos se ha comportado más en línea con la nueva ola de expectativas de que la Fed reduzca a una mayor velocidad la tasa de referencia.
En el 2016, con la sorpresa del triunfo de Trump, hubo una escalada fuerte de 75 puntos base en las tasas largas. En esta ocasión no hay sorpresa y aparentemente no existe tal temor. Los inversionistas han sido menos reactivos ante eventos geopolíticos recientes ahora y la elección de Trump, que ya no sería una sorpresa, no parece consolidarse. Sin embargo, las apuestas a favor de una “inclinación de la curva” es decir a que las tasas de bonos largos serán sustancialmente mayores que las de corto plazo se refleja en las diferencias que se acortan entre la tasa del bono a 30 años y el de tres años, que por primera vez se ha vuelto positiva en los últimos tres años.
Otras dinámicas interesantes son la reacción positiva del sector financiero que refleja la expectativa de una menor regulación; el fondo intercambiable (ETF por sus siglas en inglés) XLF que representa a las acciones de empresas del sector ha subido 7.1% en el mes y la mitad de ese rendimiento en los últimos 5 días.
Desde mi punto de vista, hay elementos más importantes que están definiendo la tendencia de los mercados que la sombra de Trump. Nuevamente nos encontramos en medio de una ola de confianza por parte de los inversionistas con respecto a una posible baja de las tasas de interés. Los pobres datos de crecimiento y el descenso de la inflación de junio, junto con declaraciones de miembros de la Fed de mayor confianza en el control de la inflación han de nuevo destapado una baja de tasas y un impulso en los mercados de capital.
Falta ver si este impulso se valida con los datos por venir, pero parece claro que la definición de un escenario de tasas de interés bajas has sido el principal propulsor. La justificación de las tasas bajas lleva consigo la idea de un menor crecimiento. No lo manifiestan ahora los resultados de las empresas, pero hay un temor también vigente en el mercado de que la desaceleración sea mayor a la deseada; no en balde en la Bolsa estamos viendo detenerse a las empresas de tecnología y el resurgimiento de segmentos como el de pequeñas y medianas empresas o el de salud.
En resumen, si piensa en Trump, tal vez el único escenario más claro es el de la inclinación de la curva de tasas (que las tasas de largo plazo vuelvan a ser mayores que las de corto plazo); otras tendencias aún no se reflejan en los mercados.
En México ya contamos con una desaceleración importante y una inflación que, aunque es mayor en lo general, sigue controlándose en la parte subyacente (la que excluye precios volátiles de alimentos y energía); sin embargo, aquí también tenemos la sombra de un momento de efervescencia política que podría venir entre septiembre y octubre (o incluso desde agosto) y que podría generar un nuevo episodio de volatilidad en el tipo de cambio y las tasas. Banxico debería ser prudente ante esta posibilidad. No se ven ganancias abultadas en las siguientes semanas.
*Rodolfo Campuzano Meza es director general de Invex Operadora de Sociedades de Inversión.
X: @invexbanco