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Opinión

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Invertir a largo plazo para construir un patrimonio (I)

(Parte 1 de 2)

Invertir es quizá uno de aspectos más relevantes de las finanzas personales, porque es necesario para formar un patrimonio. También es uno de los que más dudas genera, porque parece muy difícil, aunque en realidad es muy sencillo.

Constantemente leemos o escuchamos comentaristas financieros que hablan del “entorno”, de la “curva de rendimientos”, de la “incertidumbre” a corto plazo, de “activos” volátiles o de “instrumentos” que nos cuesta trabajo entender.

Uno de los grandes errores que cometen las personas cuando se trata de inversiones es mantener una visión de corto plazo. Pensar que el éxito al invertir es ganar mucho dinero en poco tiempo, “atinarle” al instrumento cuyo valor va a subir como la espuma. Casi como apostarle al caballo que va a ganar en las carreras.

Hacer esto es muy difícil, porque no sólo requiere encontrar activos sólidos, sino también tener la fortuna de invertir en ellos antes de que suban (cuando nadie los voltea a ver) y la habilidad de venderlos cuando han llegado a su máximo (tarea que es aún más complicada).

La gente que persigue rendimientos termina invirtiendo en instrumentos que ya han subido mucho (cuando todo el mundo está hablando de ellos) y por lo tanto su potencial es limitado. Además se olvida del riesgo y por eso les va mal.

La realidad es que el patrimonio se construye con el tiempo, con constancia y disciplina. Uno ahorra una cantidad cada mes (o semana, o quincena) y añade esta cantidad a su inversión.

No se trata de encontrar el “mejor” activo en el “tiempo justo” sino de construir un portafolio diversificado, que tome en cuenta dos aspectos fundamentales: el tiempo y el riesgo. Hay un tercer elemento que es fundamental y que nadie toma en cuenta (porque a la industria de las inversiones no le conviene): los costos.

Hablando del primer elemento, el tiempo, mientras antes empecemos a invertir, mejor estaremos en el largo plazo por las siguientes razones:

1. Obtenemos el beneficio del rendimiento compuesto: nuestro dinero se multiplica a un ritmo más rápido –de manera exponencial– mientras permanece más tiempo invertido.

2. Obtenemos disciplina: aspecto fundamental para el éxito de cualquier plan financiero y de inversión.

3 .Obtenemos experiencia y conocimientos que nos permiten hacernos más inteligentes: mientras más pronto nos acostumbremos y nos familiaricemos con los diferentes instrumentos de inversión que existen, más fácil será identificar aquellos que son más adecuados a nuestras necesidades y a nuestro propio apetito de riesgo.

Por lo anterior, es muy importante empezar a ahorrar e invertir ese ahorro lo antes posible, idealmente al momento de recibir nuestro primer salario. De cualquier manera, no importa qué edad tengamos ahora: nunca es tarde para comenzar pensar seriamente en el ahorro y la inversión y para hacerlo.

El segundo elemento –el riesgo– es algo que a la mayoría de la gente le preocupa mucho. Tanto, que la mayoría de los lectores que me escriben buscan una inversión sin riesgo.

Eso es algo que no existe, porque si hay algo constante en la vida es el cambio. En el mundo hay épocas buenas y malas. Hay épocas de bonanza, pero también pandemias o guerras. La buena noticia, sin embargo, es que el riesgo en las inversiones siempre se puede controlar.

contacto@planeatusfinanzas.com

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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