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Opinión

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La Alianza del Pacífico a 10 años: logros y retos a futuro

El pasado 28 de abril de 2021 se cumplieron diez años de la firma de la Declaración de Lima, con la cual México, Chile, Colombia y Perú convinieron “establecer la Alianza del Pacífico para la conformación de un área de integración profunda” en América Latina. Tras diez años, el peso de la AP continúa siendo significativo en términos regionales, pues representa el 41% del PIB y atrae el 38% de la inversión extranjera directa de toda América Latina y el Caribe. También lo es en términos globales, ya que la AP constituye la octava potencia económica y octava potencia exportadora a nivel mundial. No obstante, a pesar de logros importantes, la AP enfrenta retos para afianzarse en el futuro.

A diferencia de otros mecanismos de integración en la región, como el Mercosur, la AP ha optado por un esquema de regionalismo abierto con miras en impulsar políticas para aumentar la competitividad económica. Este tipo de regionalismo favorece una economía internacional más abierta, por lo que los miembros de la AP han unido esfuerzos en un intento por alcanzar la libre movilidad de bienes, capitales, servicios y personas. En este sentido, la AP ha logrado avances importantes. Algunos ejemplos son la desgravación de más del 90% de los productos que se comercializan entre los cuatro países; la integración de las cuatro bolsas de valores a través del Mercado Integrado Latinoamericano; la creación de un Consejo Empresarial de la Alianza del Pacífico; y la implementación de una plataforma de movilidad estudiantil. Más allá de lo económico, la cooperación en el marco de la AP se ha extendido para incluir temas como la igualdad de género o la gestión de residuos plásticos en la cuenca del Pacífico.

La mirada del mundo

Otro aspecto destacable de la AP ha sido el gran interés internacional que ha despertado. Actualmente, 59 países cuentan con estatus de estado observador, dentro de los que se encuentran países de peso importante, como China, India, Alemania, Reino Unido, entre otros. También, existe la figura de los estados asociados, que tiene como objetivo establecer acuerdos comerciales con la AP para facilitar el intercambio. En 2021, se anunció que Singapur será el primer estado asociado pleno en la AP, un país asiático que es hoy la economía más competitiva según el Foro Económico Mundial. Australia, Nueva Zelandia, Canadá y Corea del Sur se encuentran dentro de la lista de candidatos a estado asociado. Por lo anterior, en poco tiempo, la AP ha conseguido victorias importantes en cuanto a su estrategia de vinculación con el Asia-Pacífico y más allá.

No obstante, aún con estas victorias, no todo es miel sobre hojuelas para la AP. Como cualquier iniciativa de integración regional, enfrenta distintos retos para lograr afianzarse. Primero, la poca institucionalidad de la AP, a falta de un secretariado permanente, ocasiona que sea excesivamente dependiente de los protagonismos presidenciales para avanzar las agendas compartidas. Segundo, a pesar de contar con acuerdos comerciales de gran alcance y de la liberalización progresiva entre sus miembros, el intercambio comercial intra AP sigue siendo sumamente bajo. Por último, la AP no ha sido capaz de ampliar su tamaño, al no incorporar nuevos miembros plenos en la región a pesar de que países como Ecuador, Panamá o Costa Rica han mostrado un gran interés en adherirse. En suma, los países de la AP deberán comprometerse más si su objetivo sigue siendo lograr esa “integración profunda” a la que aspiraban en la Declaración de Lima hace diez años. Esto será importante para establecerse como un faro del liberalismo en la región, ante las crecientes olas de proteccionismo que se viven en distintos países.

*Internacionalista.

@PGarzaGiron

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