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La Armada de México y la Conservación de Nuestros Mares
Los mares mexicanos enfrentan un agudo vacío institucional, de autoridad y de gobernanza, siendo víctimas de profundas fallas institucionales y de gobierno. Esto genera una verdadera tragedia ambiental, social y económica, más aún, cuando se han cancelado proyectos para crear Áreas Naturales Protegidas marinas, y se han recortado de manera incapacitante los presupuestos de la SEMARNAT, de la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, de la PROFEPA, y de la Comisión Nacional de Pesca y Acuacultura. Numerosos focos rojos se han encendido, que llaman urgentemente la atención sobre el colapso de pesquerías, la extinción de especies, la degradación de ecosistemas marinos clave, y el deterioro en las condiciones de vida de comunidades pesqueras ribereñas. Ya se ha impuesto un embargo norteamericano a los productos del mar del Alto Golfo de California, por el exterminio de la Vaquita Marina, y pronto vendrán más sanciones que impactarán a la economía de las comunidades pesqueras.
Los mares de nuestro país y del mundo enfrentan un proceso agudo de deterioro y devastación ecológica donde cada vez más embarcaciones, con tecnologías cada vez más poderosas persiguen, capturan y matan a un mayor número de organismos marinos en todos los ecosistemas, profundidades y niveles tróficos. A ello se suma la pesca ilegal, no reportada y no regulada, y que en México supera el 40% del total.
Por otro lado, la contaminación por descargas de aguas residuales municipales y de retorno agrícola, así como por plásticos, es ubicua, y la Zona Federal Marítimo Terrestre es presa de la anarquía y la degradación.
Nuestro país posee un litoral de más de 11,000 km y una superficie marina territorial y en Zona Económica Exclusiva que es 1.5 veces mayor a su territorio terrestre, con caras privilegiada a dos océanos y bajo condiciones oceanográficas y fisiográficas extraordinarias. Los mares y costas de México albergan una riqueza biológica con pocos paralelos en el mundo. Sus recursos son recursos comunes o bienes públicos, patrimonio de todos los mexicanos, actuales y de generaciones futuras.
Organismos internacionales estiman que debe lograrse la protección de al menos el 30% de la superficie marina del planeta, lo que en México significa aproximadamente 1.2 millones de kilómetros cuadrados o 120 millones de hectáreas de nuestra Zona Económica Exclusiva. Esto significaría un verdadero Cinturón Azul para nuestro territorio marino; objetivo que debe plasmarse como visión y doctrina de Estado que den origen a compromisos y políticas eficaces en materia de mares y costas.
En este escenario, la Armada de México debe jugar un papel preponderante en la conservación de nuestros mares, en la conservación de la biodiversidad y de los ecosistemas marinos, así como en el uso sostenible de los recursos pesqueros, en beneficio de los consumidores mexicanos y de las comunidades pesqueras.
Para ello, hoy se da una oportunidad valiosa con la modificación de la Ley Orgánica de la Armada de México que (al momento de redactar esta columna) es discutida en la Cámara de Diputados, después de haber sido aprobada – con varias omisiones – por la Cámara de Senadores. Se trata de que la Armada de México se concentre en actividades y atribuciones que ninguna otra institución en nuestro país puede llevar a cabo. Por ello es preciso incluir explícitamente en la misión de la Armada de México, la tarea de asumir plenamente la vigilancia, inspección y aplicación de la ley en las Áreas Naturales Protegidas Marinas, en concordancia con la legislación aplicable, los decretos y los programas de manejo correspondientes. Igualmente, de coadyuvar con la vigilancia de actividades de pesca en materia de especies capturadas, artes de pesca, esfuerzo pesquero, y protección de especies amenazadas o en peligro de extinción, al igual que descargas de aguas residuales, minería submarina, y Zona Federal Marítimo Terrestre. También, es esencial darle un estatuto formal a la Guardia Costera como unidad operativa de la Armada de México, responsable de desarrollar las tareas señaladas. Esto, con el equipamiento y personal necesario, y capacitado para ello. La responsabilidad es formidable, ya que la jurisdicción de Mar Territorial y Zona Económica exclusiva de nuestro país abarca más de 3.2 millones de kilómetros cuadrados, que representa una vez y media la extensión del territorio nacional terrestre.
@g_quadri