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La Banca de Desarrollo
La Banca de Desarrollo ha tenido un rol limitado, al ofrecer pocos préstamos a mipymes. Debe potenciar su papel, explorar operaciones de primer piso y colaborar con diversas instituciones financieras para apoyar el crecimiento económico.
La Banca de Desarrollo no ha tenido un rol preponderante en los últimos años. Muchas pueden ser la razones. El punto es que esta banca puede ser un promotor del crecimiento económico y un instrumento de política para lograr los fines que se propone el próximo gobierno. Buena parte de su trabajo puede seguir siendo la de una banca de segundo piso, que otorga financiamiento y garantías para que la banca privada preste en mejores condiciones a las empresas mexicanas. Sin embargo, tenemos que encontrar las razones por las que los préstamos que se concretan por esa vía son muy escasos. En 2022 apenas se concretaron 9,536 créditos, eso corresponde a algo así como el 0.2% de la mipymes del país. Algo falla en la relación entre los dos tipo de banca que no detona el crédito de nuestras pymes. También es posible explorar nuevas opciones, para que se realicen operaciones de primer piso y se capte ahorro del público, así como buscar alternativas con instituciones que operan con otras figuras, como sofomes, sofipos o las que proveen servicios financieros digitales.
La función más evidente que tendría que tener la Banca de Desarrollo para los próximos años es la de financiar a las empresas mexicanas que pueden participar de la tendencia de relocalización de las operaciones que se realizan en Asia para Norteamérica, pero que no encuentran en la banca privada el financiamiento adecuado. Eso además de participar y hacer posible los proyectos de infraestructura que se requieren para facilitar esa inversión y que pueden ser pagados precisamente por la actividad económica que se va a generar.
Ahora, esa banca también requiere ofrecer instrumentos para acelerar emprendimientos que desarrollan procesos de innovación en sectores de alto contenido tecnológico, en actividades de servicios de alto valor e impacto en la competitividad de la economía. Si la Banca de Desarrollo puede ofrecer garantías, créditos y capital de riesgo para ese tipo de empresas vamos a generar competencia, mejores servicios, así como empleos bien remunerados en sectores distintos al exportador, a los que ya son dinámicos y tenemos claras ventajas comparativas, como el turismo. Esa intervención pública, para compartir el riesgo de esos proyectos, debe también de contribuir a generar un conjunto de servicios privados, financieros, corporativos, educativos, logísticos, para ese tipo de empresas. Si lo logramos, no sólo vamos a generar beneficios para consumidores y trabajadores, sino también modernizaremos y haremos competitiva a la economía mexicana en sectores distintos al exportador, como pueden ser los servicios médicos, los de capacitación, mercadotecnia, las industrias creativas, el diseño, los relacionados con la economía circular, los de logística, los de cuidados, lo que se va convertir en un nuevo motor económico permanente. La Banca de Desarrollo debe ayudar a consolidar empresas mexicanas exitosas en sectores que nos interesa impulsar, donde falta competencia, en los que se tiene el potencial de generar empleos de calidad, en los que podemos aprovechar la tecnología para ampliar los servicios que requiere la población. Ése es el reto.
X: @vidallerenas