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¿La Ley del Péndulo?
Estamos en medio de la crisis más profunda desde la segunda guerra mundial y el sistema neoliberal está dando sus últimas bocanadas de aire, abriéndose así las puertas a nuevas ideas que anteriormente parecían impensables. Vamos desde predicciones sobre mayores tasas de impuestos para los más ricos hasta gobiernos más robustos, o bien hacia una nueva era de amor, conciencia colectiva y dinero gratis para quienes más lo necesiten.
La crisis durará algunos meses más o incluso años y las medidas adoptadas como temporales podrán algún día convertirse en permanentes y la verdad es que, hoy día, el futuro es tan incierto que nadie sabe bien a bien qué es lo este que nos depara.
Pero de lo que sí no tengo duda, es que se deben plantear reformas radicales para revertir políticas existentes que desde hace ya 4 décadas no han logrado una distribución más equitativa del ingreso. Los gobiernos deberán aceptar un rol más activo en la economía, ver los servicios públicos como inversiones y no como una carga, buscar la manera de hacer que los mercados laborales sean lugares menos inseguros, poner el tema de la distribución del ingreso en la agenda pública, así como algunos otros temas “excéntricos”, tales como el salario básico universal, el seguro temporal de desempleo y el impuesto sobre la riqueza.
En pocas palabras, vamos a pasar de un modelo en donde existen gobiernos “delgados”, bajos impuestos y una seguridad social limitada a un nuevo modelo que fortalecerá las capacidades del estado así como los sistemas de protección y bienestar social.
Después de la segunda guerra mundial, la mayoría de los políticos y economistas apoyaban las ideas de John Maynard Keynes; es decir, un estado fuerte, tasas impositivas altas y una sólida red de seguridad social. Posteriormente, llegaron las ideas de Milton Friedman y Friedrich Hayek, quienes predicaban el libre mercado, favoreciendo la supremacía del interés personal y, por lo tanto, el sector público debía devolver todas las actividades al sector privado, incluyendo aquellas relacionadas con las de salud y educación.
Recordemos que en 1970, los neoliberales ayudaron a precipitar la transformación global de las políticas económicas. Una por una las empresas públicas se privatizaron, los sindicatos fueron limitados y los beneficios sociales reducidos, pero llegó 2008 junto con la peor crisis financiera desde 1929 que requirió de rescates masivos para preservar el libre mercado, señalando así el principio del colapso del neoliberalismo aún y cuando continuaron los recortes presupuestales a algunos sectores claves para el bienestar social, tales como educación, salud, seguridad social, etc., generando así mayores desigualdades y provocando, 12 años después, una nueva crisis de grandes proporciones y que seguramente será más devastadora, escandalosa y mortal que la que presenciamos en 2008.
Como diría Milton Friedman, “sólo una crisis produce cambios reales”, y cuando éstas ocurren, las acciones que se toman dependen, indudablemente, de las ideas prevalecientes en ese momento en el entorno, y por ello, no debemos perder de vista las ideas políticas y económicas que flotan en el mundo gracias a 3 nuevos economistas franceses de extrema izquierda (Thomas Piketty, Emmanuel Saez y Gabriel Zucman) quienes pugnan, en resumidas cuentas, por reducir la desigualdad social a través de mayores impuestos.
Aprovechemos pues esta crisis para forjar un gobierno más robusto que, junto con una iniciativa privada más generosa y una sociedad civil más participativa, sea capaz de llevar a cabo una “reforma cultural”, la cual sería, desde mi punto de vista, la mayor reforma que se haya llevado a cabo en nuestro tiempo y que, en pocas palabras, consistiría en pasar de la cultura del bien individual a la cultura del bien común.