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Opinión

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La OTAN y Europa, en silencio frente a bombas de racimo

La premisa es sólida: si la OTAN le da la llave de entrada a Ucrania durante la guerra, de manera inmediata se desencadenaría un conflicto mundial.

¿Por qué se construyó durante las últimas horas una narrativa distópica sobre el inminente ingreso de Ucrania a la OTAN? Es un misterio.

En Lituania, el presidente de Ucrania consideró como un “absurdo” la decisión de la OTAN de no aceptar a su país en la Alianza Atlántica. Antes de viajar, desde Ucrania, dijo que ver debilidad e incertidumbre en la OTAN por no atreverse a aceptar a Ucrania.

El domingo, el presidente Biden dijo frente a las cámaras de CNN que no es el momento de que Ucrania se adhiera a la OTAN. Lo mismo pensó el canciller alemán Olaf Scholz.

Zelenski sabe que Ucrania pertenece de facto a la OTAN. Ayer mismo lo corroboró el secretario general de dicho mecanismo Jens Stoltenberg al anunciar que Ucrania se va a ahorrar el Plan de Acción de Membresía, una especie de test aplicable para los candidatos que desean ingresar a la OTAN.

En realidad, presentar como un laberinto retórico la posibilidad de que Ucrania ingrese de manera inminente a la OTAN cubrió como cortina de humo la decisión que tomó el presidente Joe Biden la semana pasada; una decisión alarmante que viola el derecho internacional humanitario.

Se trata de las bombas de racimo: bombas que contienen muchas bombas. Cuando se lanzan, liberan decenas o centenares de cargas explosivas afectando una gran superficie.

Estados Unidos entregará a Ucrania bombas de racimo. Desde 1980 existe la Convención sobre Prohibiciones o Restricciones de Ciertas Armas Convencionales que puedan considerarse excesivamente nocivas o de efectos indiscriminados (CCW), un anexo de los Convenios de Ginebra, que entre otras armas incluye las minas antipersona o las bombas de racimo.

La OTAN y Europa guardan silencio respecto a la decisión que anunció Biden. Solo Stoltenberg declaró que esas bombas van a ser usadas como defensa y no como ataque. Es falso. Las bombas de racimo pueden permanecer “dormidas” por mucho tiempo. Si en algunos años ya no existiera la guerra en Ucrania, los ciudadanos de esa nacionalidad correrían riesgo de perder la vida si llegaran a estallar las bombas de racimo.

En 2008 la ONU adoptó la Convención sobre Municiones en Racimo; entró en vigor dos años después y actualmente cuenta con 123 países adheridos a ella. Estados Unidos y Rusia no lo han hecho.

No es baladí que una democracia como la estadounidense incentive el uso de bombas de racimo. El presidente Obama fijó como línea roja el uso de armas químicas en Siria; su ejército intervendría si el presidente Bashar al Assad lo hacía. El sirio lo hizo, pero Obama no llevó al ejército.

La OTAN y Europa no dicen nada al respecto, pero ya son corresponsables. 

Twitter: @faustopretelin

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Fue profesor investigador en el departamento de Estudios Internacionales del ITAM, publicó el libro Referéndum Twitter y fue editor y colaborador en diversos periódicos como 24 Horas, El Universal, Milenio. Ha publicado en revistas como Foreign Affairs, Le Monde Diplomatique, Life&Style, Chilango y Revuelta. Actualmente es editor y columnista en El Economista.

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