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La Responsabilidad Social Empresarial, más allá de las empresas
No podemos olvidar que la RSE tiene su fundamento en la ética, en los valores universales y en el bien común, considerando el cumplimiento del compromiso con sus stakeholders.
No cabe duda de que la Responsabilidad Social (RS) va cobrando cada día mayor importancia a nivel global. Recuerdo que en sus inicios comúnmente se hablaba del surgimiento de una nueva “moda” o corriente de la administración, que seguramente pasaría en unos cuantos años, sin pena ni gloria.
Si nos remontamos a 1999, año en que la Organización de las Naciones Unidas impulsó formalmente el Pacto Global (Global Compact), a través de sus 10 principios para motivar a las empresas a promover acciones responsables en temas de derechos humanos, reformas laborales y políticas medioambientales, podemos ver claramente que existen innumerables frutos y acciones de diversos organismos a nivel internacional a través del tiempo, que se formalizaron en el 2010 en la Norma ISO 26000 de Responsabilidad Social.
Afortunadamente, la Responsabilidad Social —que tuvo su origen en el ámbito empresarial— ha permeado en todo tipo de organizaciones: de la sociedad civil, del sector público o gubernamental y del sector privado en general. Podemos afirmar ahora que lo que anteriormente se podía definir como Responsabilidad Social Empresarial o Corporativa, en realidad puede cambiar de “apellido”, de acuerdo con su campo de aplicación, surgiendo entonces la Responsabilidad Social Gubernamental, del Tercer Sector, Universitaria, etcétera.
De hecho, sabemos bien que la Responsabilidad Social Empresarial no podría existir si no hubiera ciudadanos o personas socialmente responsables, dando entonces cabida a la Responsabilidad Social Personal o Individual, extendiéndose a la Responsabilidad Social Familiar, Escolar y Universitaria.
Independientemente de su ámbito de aplicación, no podemos olvidar que la Responsabilidad Social tiene su gran fundamento en la ética, en los valores universales y en el bien común, considerando siempre el cumplimiento del compromiso con cada uno de sus stakeholders o grupos de interés, lo cual no puede reducirse a un simple código de ética, haciendo más compleja su gestión.
Es motivo de orgullo ver que en la actualidad, en todo tipo de organizaciones se están reclutando cada vez más personas o conformando nuevas áreas de Responsabilidad Social para responder con mayor conciencia a las necesidades económicas, sociales y medioambientales, no sólo de todos aquellos que conforman la propia institución, sino también de los miembros de las comunidades en las que se encuentran insertas, mitigando las acciones negativas de su operación y velando por los impactos positivos de sus acciones, en beneficio de la sociedad y de nuestro país.
La Responsabilidad Social es un valor en sí mismo, y habrá que practicarlo a nivel personal, familiar y organizacional si queremos hacer, de éste, un mundo mejor.
*Catedrático de la Facultad de Responsabilidad Social y del CLARES de la Universidad Anáhuac México.