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La biografía sonora de Karl Bartos y el ritmo detrás de Kraftwerk
Fue el primer acorde de “A Hard Day’s Night” de The Beatles sobre una guitarra Rickenbacker de 12 cuerdas el que revolucionó la mente de un adolescente alemán nacido en Düsseldorf llamado Karlheinz Bartos. En sus propias palabras “Fue el momento en el que el sonido cobró un nuevo significado y supe que quería convertirme en un músico”. Al igual que miles de adolescentes en todo el mundo, el joven Karlheinz quedó maravillado por la música de The Beatles, Elvis Presley y The Rolling Stones, y aunque no entendía muy bien lo que estaban cantando, la música le generaba una conexión. Su obsesión por la música lo llevó unos años después al conservatorio Robert Schumann en Düsseldorf para estudiar percusión y a mediados de los años setenta a un grupo de música electrónica llamado Kraftwerk.
En The Sound of the Machine: my life in Kraftwerk and beyond (Omnibus Press, 2022), su libro de memorias que el autor describe como su biografía sonora, Bartos hace una reflexión sobre su relación con el sonido y la música. El texto fue publicado originalmente en 2018 en alemán y finalmente ha sido traducido al inglés, actualizado para cubrir hasta la muerte de Florian Schneider en 2020. A través de sus diarios, Bartos recorre su vida, trayectoria musical, sus incursiones en la academia y hasta sus hobbies como el ciclismo y el atletismo. Además reconstruye su paso por una de las bandas más influyentes del siglo XX.
Junto con Florian Schneider, Ralf Hütter y Wolfgang Flür, Karl Bartos perteneció a la alineación más conocida de Kraftwerk y entre 1975 y 1991 produjo los álbumes: Radioactivity, Trans Europe Express, The Model, Computer World, Electric Café y The Mix.
Bartos y sus compañeros de grupo fueron parte de la primera generación de músicos alemanes nacidos después de la Segunda Guerra Mundial que impulsaron una vanguardia musical que se le denomina krautrock, una etiqueta con la cual se amontonaba toda la música que se producía en Alemania, pero que de alguna forma se alejaba de las formas clásicas de la música popular estadounidense y británica.
Al igual que algunos de sus contemporáneos como Can, Neu!, Amon Düül, Kraftwerk tampoco se apoyaba en la música tradicional alemana (schlager), sino en los experimentos de la música electrónica y la música concreta de Karlheinz Stockhausen, John Cage o Pierre Schaffer.
La música de Kraftwerk siempre ha sido ligada con la etiqueta de futurista. El cuarteto siempre buscó trascender a la estética convencional de una banda de rock. En sus canciones la banda reflexionaba sobre el estado del mundo y la forma en que la radioactividad, las comunicaciones y la tecnología comenzaban a cambiar al humano. Los Kraftwerk fueron pioneros en el uso de sintetizadores, samplers, cajas de ritmos e instrumentos electrónicos y de los primeros en llevar una propuesta audiovisual única a sus presentaciones en vivo. Ahora la música de Kraftwerk se presenta en museos, festivales masivos o como el grupo abridor de alguno de sus fanáticos, aunque desde hace muchos años sólo es una reproducción.
Bartos nos transporta a los míticos estudios Kling Klang donde Kraftwerk construía sus experimentos sonoros con una visión casi industrialista y se concibió el concepto del hombre-máquina que se intercambiaba entre el estudio y el escenario como una, pero siempre con un elemento humano detrás de toda la maquinaria.
The Sound of the Machine es una lectura imprescindible para cualquier fanático de Kraftwerk y para cualquiera que esté interesado en conocer cómo se crearon algunas de las canciones más emblemáticas de la banda. Es una historia sobre cómo los jóvenes alemanes después de la Segunda Guerra Mundial crearon una nueva identidad, que veía hacia el futuro y nos alertaba de los peligros de la tecnología, que nunca tuvo miedo de experimentar con la tecnología y construir nuevos universos sonoros.
Kraftwerk fue el grupo más influyente del último cuarto del siglo pasado y hasta apenas hoy estamos empezando a comprender a los magos detrás de las máquinas.