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Opinión

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La causa olvidada de nuestro rezago educativo

La evaluación de los maestros es un gran primer paso, pero como sociedad debemos ir más allá. Una forma?de hacerlo es conocer la escuela de sus hijos.

Parece kafkiano que la reforma educativa sea hoy uno de los temas más polémicos y con más presencia en la prensa. En un mundo donde la evaluación es el primer paso para casi cualquier actividad (pasar de año, conseguir crédito, empleo, etcétera), resulta impensable que un grupo de evaluadores, los maestros, se resistan a ella.

Pero, ¿por qué entonces estamos discutiendo sobre la evaluación de los maestros ahora? La explicación más conocida es que los múltiples gobiernos federales y estatales se han dedicado a solapar a los sindicatos de maestros sin importar sus resultados. Sin embargo, la cosa va más allá, y es que la otra razón que prácticamente no se escucha es que los mexicanos hemos mostrado un compromiso nulo para mejorar la educación.

Mientras en otros países los profesionistas se organizan voluntariamente para dar una clase al mes durante seis meses a alumnos de bajos recursos en su vecindad (Teach For America), o bien para dedicar una hora a la semana durante dos meses en programas de mentoría, en México estos programas son prácticamente inexistentes. Inclusive países como Kenya o Zimbabwe (mucho más pobres que el nuestro) tienen programas para que turistas donen su tiempo dando clases en una escuela rural si así lo deciden o bien la pinten o contribuyan de muchas formas a mejorarla.

En México, sólo un operador turístico cuenta con programas de esta naturaleza certificados y hay un solo esfuerzo de mentoría que se ha llevado a cabo por más de una década a jóvenes en secundaria. Cabe destacar que más de 90% de los jóvenes que recibieron dicha asesoría cursó una licenciatura.

La evaluación de los maestros es un gran primer paso, pero como sociedad debemos ir más allá. Una forma de hacerlo es usar la plataforma mejoratuescuela.org, que lanzó el Imco hace dos semanas para que los ciudadanos mejoremos las escuelas de nuestros hijos a través de: conocer su situación y compararlas con otras escuelas; calificar la institución bajo criterios como preparación de los maestros, relación de los maestros con los padres de familia, participación de los padres de familia en la escuela y asistencia de los maestros, y dar consejos a los padres sobre temas para platicar con los maestros, características de la infraestructura y consejos básicos para que nuestros hijos aprendan mejor.

rgallegos@eleconomista.com.mx

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