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La crisis y los discursos en la Convención Bancaria
Esto es parte de un discurso de la Convención Bancaria: ...el reto de la política económica consiste en lograr cabalmente la recuperación, en consolidarla y convertirla en la base de un crecimiento vigoroso y sostenido del producto, a tasas de al menos el cinco por ciento anual .
Debemos reconocer que en este momento nos encontramos en una etapa de transición entre el estricto e inmediato control de la crisis y el inicio de la recuperación.
Ello explica que todavía se perciban algunos signos postreros de fragilidad y ciertas inestabilidades; sin embargo, esa circunstancia de ningún modo oculta el hecho de que gracias al esfuerzo realizado por todos los mexicanos, estamos dejando atrás el trecho más difícil .
No, no me adelanté a ofrecerle un fragmento del discurso del presidente Calderón o del secretario Carstens que habrán de pronunciar esta semana en la 72 Convención Bancaria.
Tampoco es una sugerencia para estos funcionarios que bien podrían comprometerse a hacer todo lo posible para que la economía mexicana crezca más de 5% anual para acabar con la crisis y la pobreza.
No, se trata de un fragmento del discurso de Ernesto Zedillo en la 59 Convención Bancaria, de 1996.
Resulta que tras la crisis de diciembre de 1994, los banqueros quebrados cancelaron la convención del 95 y para el año siguiente, ya con el proceso de rescate en marcha se animaron a organizar el encuentro.
Lo paradójico del caso es que justo la convención anterior, previa a la crisis claro, los banqueros le habían propinado al entonces presidente Carlos Salinas de Gortari un aplauso de tal magnitud: todos de pie, bravos, ovaciones, larga duración; vamos, hasta lágrimas en los ojos.
Todos agradecidos con los favores recibidos en lo que veían como la ruta impostergable hacia el primer mundo.
Cuando el presidente Ernesto Zedillo entró en el salón principal del Centro de Convenciones de Cancún para inaugurar la 59 Convención, claro que no faltó el aplauso. Pero la moderación impuesta por la crisis se dejó sentir en ese salón.
Claro que el doctor traía también la receta de más regulaciones financieras. El Presidente de la CNBV dio a conocer en esa ocasión la propuesta de Reglas de Capitalización para Bancos y Casas de Bolsa que, de hecho, implicó que las instituciones financieras tomaran un camino de mayor salud financiera.
En la crisis actual son también los intermediarios financieros los principales protagonistas de la debacle. No los mexicanos, sino los estadounidenses.
Esto no implica que el sistema financiero mexicano se salve de enfrentar una segunda ola reguladora. Y seguramente esta Convención Bancaria dejará ver hacia dónde irán estas disposiciones. ?
La primera piedra
Luz y Fuerza del Centro es el peor negocio que puede hacer el gobierno federal. Es un enorme agujero negro que devora cuanto subsidio se le destina. Es un ejemplo de lo que una empresa no debe ser.
Pero es, también, resguardo de un sindicato con mucho poder político, capaz de provocar problemas serios al Estado si se intentarla lo lógico: acabar con tanta ineficacia.
Este fin de semana estuvimos muy cerca de la orilla. Después de esta última negociación salarial no sería difícil que en un futuro no muy lejano haya un enfrentamiento mayor entre el Sindicato Mexicano de Electricistas y el gobierno federal.
Claro que, al final, el sindicato se salió con la suya. No logró el irracional incremento de 17% al salario que pretendía, pero si rompió el techo de las negociaciones salariales de otras agrupaciones sindicales, 4.9% directo al salario, más 2.5% al transporte y 1.5% en despensa, para los trabajadores de una empresa que pierde 20,000 millones de pesos al año.
Lo cierto es que las autoridades estuvieron cerca de tomarles la palabra, permitir que se fueran a huelga y hacer valer el dicho de los dirigentes del SME, de llevar las cosas hasta sus últimas consecuencias.
Luz y Fuerza del Centro emitió la noche del domingo un boletín en el que aseguraban que independientemente del resultado de la negociación se garantizaba el suministro eléctrico. ¿Cómo se lograba eso? Con la requisa.
De hecho, sabemos que durante las primeras horas del domingo se movilizaron fuerzas militares afuera de las instalaciones de Ecatepec y Necaxa en espera de instrucciones. En la subestación de Vértiz, en el centro de la ciudad de México, trabajadores del SME se postraron frente a las instalaciones a la llegada de elementos de la PFP.
En ningún caso se presentó algún hecho de violencia, porque las fuerzas federales fueron muy prudentes. Pero, el gobierno estuvo preparado para tomar el control de las instalaciones de Luz y Fuerza.
Se logró el acuerdo y todo volvió a la tranquilidad. Aunque el expediente de grandes pérdidas, ineficacia y falta de competitividad seguirá abierto, hasta que llegue una autoridad que se atreva a ponerle un alto.
ecampos@eleconomista.com.mx