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Opinión

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La deuda multimillonaria transexenal del IMSS Bienestar

¿Cómo recibirán las nuevas autoridades al sistema de salud que según el mandatario saliente es el mejor del mundo? 

El equipo entrante encabezado por el doctor David Kershenobich, próximo secretario de Salud, sabe que la realidad es absolutamente contraria a lo que pregona López Obrador; por tanto, deben ser cuidadosos de revisar con detenimiento y al detalle la documentación y estructura de todo lo que reciben porque en esta transición transexenal hay enormes responsabilidades pendientes. En este cambio de manos no puede darse nada por sentado; debe quedar nítidamente claro lo qué sí reciben y lo que no.

Ahí está el caso del IMSS Bienestar, un organismo nuevo que aún no termina de conformarse y, sin embargo, ya tiene en sus espaldas viejos compromisos dejados a medias por el gobierno saliente. En particular está la formalización y basificación inconclusa de decenas de miles de empleados en los 23 estados adheridos, donde aún falta mucho por invertir para concretar. También asumirá el organismo público descentralizado (OPD) IMSS Bienestar una deuda multimillonaria a proveedores, heredada por el fallido Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi).

Son unos 10,000 millones de pesos de adeudos que el malhabido Insabi no terminó de pagar. Representantes de la industria farmacéutica mencionan que los otros institutos, IMSS e ISSSTE han ido cubriendo sus compromisos por adquisiciones de medicamentos; en particular el ISSSTE fue el que mejor puso orden en sus pagos a proveedores. En cambio, el más rezagado fue Insabi. Lo más práctico para el presidente López Obrador fue cancelar ese “pequeño tropiezo” llamado Insabi, e hizo que el nuevo OPD se trague su deuda. La gran duda es si negocian esto en los acuerdos de transición, o si la presidenta electa Claudia Sheinbaum tiene claridad sobre esta multimillonaria deuda que será otra lápida para el segundo piso que pretende construir.

Lo inexplicable es que gran parte de esa deuda corresponde a compras hechas entre 2021 y 2023, y hubo recursos programados en el presupuesto público para dichas compras en cada uno de esos años. Es decir, el dinero estaba considerado, y el Insabi debió haber recibido los montos para las compras programadas, pero no pagó. ¿Qué se hizo entonces con ese dinero? Quien estaba a cargo fue Alejandro Calderón Alipi, quien fungía como coordinador nacional de Abastecimiento y Distribución de Medicamentos en el Insabi. El problema es que el desorden del Insabi era tal que no existen registros claros. Calderón Alipi y su gente no contaban con una plataforma para seguimiento y control de las cifras, y le dejaban la responsabilidad a la industria; cada vez que se sentaban a negociar con los directivos farmacéuticos, tanto en Insabi como en IMSS Bienestar, les volvían a pedir los datos en cada ocasión.  

Cuando Calderón Alipi fue nombrado titular del nuevo organismo IMSS Bienestar en agosto del 2023, se entendió entonces que fue para que avanzara en el ordenamiento de dichos adeudos, pero no lo hizo. Hoy Calderón Alipi -amigo cercano de Andrés López Beltrán- ya se libró del problema, pues tuvo la fortuna de que el próximo gobernador de Tabasco recién lo nombró su próximo secretario estatal de Salud.

Ahora será a Alejandro Svach, recién nombrado próximo director general del IMSS Bienestar, a quien le tocará poner orden y ver cómo se cubren esos millonarios adeudos. Es uno de los rubros donde deberá ser muy cuidadoso, tener bien claro el mapa y la certeza de que el secretario de Hacienda Rogelio Ramírez de la O, le respaldará para cubrir esos compromisos.

El problema es que Svarch aún no ha dejado la titularidad de Cofepris, aún le quedan dos semanas. Aquí la doctora Sheinbaum y el doctor Kershenobich deberían dar celeridad y designar al próximo comisionado federal del regulador sanitario -una posición igual de importante que la del IMSS o el ISSSTE que ya tienen titular designado-, pues urge dar agilidad a una transición relevante como es la del IMSS Bienestar.

Que el nuevo organismo responsable de cubrir la atención médica de la población sin seguridad social -nada menos que 70 millones de mexicanos- empiece sobrendeudado es un obstáculo que le pesará hacia adelante.

Se trata de miles de millones de pesos que en principio no está claro dónde se encuentran; si en las arcas del IMSS Bienestar o en la Tesorería de la Federación, o incluso si se cuenta con ese dinero. Si no, es deuda que pasará de un gobierno a otro, una deuda transexenal.

En principio, se espera que el próximo secretario de Salud, David Kershenobic, se diferencie del estilo omiso e irresponsable del secretario saliente Jorge Alcocer Varela, que actuó con absoluto desinterés e indiferencia ante tal destrucción institucional y desorden ocasionado. La esperanza es que la nueva administración asuma el reto enorme no sólo de retomar las riendas y poner orden sino para ver cómo empezar a remontar.

¿El diputado Guillermo Rendón para Cofepris?

Resulta que ya hay un candidato que muchos lo ven como ya cantado para comisionado federal de Cofepris. Se trata de Guillermo Rendón, quien desde el 1 de septiembre es diputado federal por el distrito 7 de la alcaldía Gustavo A. Madero en la ciudad de México donde alcanzó la segunda más alta votación. Pero lo más interesante es que es un especialista en procesos jurídicos, regulatorios y administrativos de las industrias farmacéutica y de alimentos con 20 años de experiencia. Además, algo que puede contar, es muy cercano al diputado Ricardo Monreal, coordinador de la bancada legislativa de Morena, quien lo está impulsando. La otra candidata que también busca la estafeta de Cofepris es Bertha Alcalde; ella ya fue comisionada de Operación Sanitaria pero no es que haya destacado en ese papel. Es evidente que quien la empuja es el presidente saliente López Obrador pues la anduvo candidateando en varias posiciones -como ministra de la Corre y en el INE- antes de nombrarla directora del ISSSTE donde hoy le está entregando a Martí Batres. Aquí lo relevante es que Cofepris no debe tomarse como posición política, pues se requiere alguien con conocimientos técnicos regulatorios sobre industrias tan importantes que representan nada menos que el 12% del PIB. 

Aprobada la vacuna vs. #mpox hecha en Dinamarca, ¿qué sigue?

Hay que decir que Cofepris logró con insólita celeridad la revisión sanitaria de la vacuna contra viruela símica o Mpox: el 3 de septiembre entró el dossier y el día 13 ya estaba autorizada. En 11 días nuestros reguladores pudieron revisar y verificar que era segura y eficaz para los mexicanos. Una evidencia de que cuando la autoridad sanitaria se decide puede ejercer sus procesos con agilidad y efectividad. El paso siguiente es que la Secretaría de Salud ya empiece a negociar entregas escalonadas con la farmacéutica danesa que -como sucedió con la vacuna anticovid- se está viendo rebasada ante la explosiva demanda mundial. La demanda ya supera la oferta, y las entregas están muy tardadas. A ver si aunque sea algunas dosis alcanzamos a tener este año. Por cierto, poco se sabe pero la vacuna Jynneos contra viruela símica que recién aprobó el regulador Cofepris es hecha en la ya emblemática Dinamarca, que sirvió de referencia para la burla de AMLO sobre nuestro alicaído sistema nacional de salud.

maribel.coronel@eleconomista.mx

 

Comunicadora especializada en temas de salud pública e industria de la salud. Cursó la maestría en Administración en Sistemas de Salud en FCA de la UNAM. Forma parte de la iniciativa www.HospitalsinInfecciones.com. Fundadora en 2004 de www.Plenilunia.com, plataforma de contenidos sobre salud femenina.

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