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La deuda pendiente… la seguridad
Se inicia un nuevo año con un horizonte pleno de retos y también de oportunidades para hacer las cosas distintas. Dentro de los retos para este 2022, pudiéramos considerar tres ejes determinantes: el económico, el de la seguridad y el de la salud -considerando que la pandemia aún no termina, y parece ser que el arranque de año y los casos con la nueva variante Ómicron que rebasan los 10,000 casos de contagio en un lapso de tres semanas son algo que no se puede, ni debe tomarse a la ligera.
Este mes de enero lanza retos importantes no sólo para el gobierno federal, sino para los estados y municipios. Esta semana a su vez, tomó posesión la nueva encargada del Banco de México, Victoria Rodríguez, quien tendrá funciones muy específicas durante su gestión, por una parte, mantener un diálogo abierto con el sector financiero, y, por la otra, contener los altos niveles de inflación.
Por otra parte, en materia de seguridad, el escenario es complicado ya que a partir del conteo hasta el mes de noviembre del 2021 -habrá que recordar que aún faltaría contabilizar el número de homicidios dolosos del mes de diciembre de este año-, la cifra de aproximadamente 28,000 homicidios dolosos deja mucho que pensar y cuestionar en torno a la estrategia de seguridad -carente aún de una logística y objetivos claros- más allá de los famosos “abrazos y no balazos”.
Es claro, más allá de cualquier crítica que se pueda involucrar con el terreno político, que los últimos tres años que se han vivido en la realidad mexicana, han sido los más violentos de su historia contemporánea. Sólo para tener un referente claro, del mes de enero a noviembre se contabilizaron alrededor de 28,101 homicidios dolosos, -con una pequeña reducción del 3.9%- en el mismo periodo del 2020, esto de conformidad a las cifras reportadas por el Secretariado Ejecutivo Nacional de Seguridad Pública. Esto implica, que si la tendencia de homicidios continua como hasta ahora, en efecto el retorno a un deterioro de la inseguridad y la violencia, nos coloca en el mismo sitio de hace tres años, en dónde al cierre del 2019, se acumularon aproximadamente 34,690 homicidios, seguidos en el 2020 de 34,558, de conformidad a cifras oficiales. En este sentido, no podemos negar que, en el eje de seguridad, algo no marcha bien, al menos desde la forma en la cual desde el gobierno federal mira y analiza la inseguridad en el país.
Nadie niega que este país lleva al menos 15 años sumido en una criminalidad recurrente, pero, por otra parte, el aumento considerable de niveles de violencia de los últimos años, tampoco puede ser negado y relegado a las intervenciones de los sexenios anteriores.
Los homicidios de los últimos tres años, corresponden a este tiempo y a su vez, son responsabilidad no solo del poder federal, atañen también a los estados y los municipios. Así, este gobierno, más allá de construir cuarteles, hacer despliegues territoriales y aumentar el número de elementos de la Guardia Nacional por todo el país sin funciones y operaciones aún claras, deberá tomar decisiones firmes sobre como se enfrentará a la delincuencia en los siguientes tres años, más allá de mantener el discurso de esperanza y paz.
Actualmente los despliegues militares han sido el único mecanismo que se ha podido visualizar en la estrategia de combate contra la criminalidad, pero con resultados directos en la contención y disminución de la violencia poco perceptibles. Actualmente, sólo para contemplar la relación directa entre la capacidad de fuerza empleada para disminuir y contener la criminalidad en el país, se cuenta con aproximadamente -con datos aportados por el titular de la Secretaría de Marina- de alrededor de 318,889 efectivos, conformados por elementos del Ejército Mexicano, Guardia Nacional, Armada de México y la Fuerza Aérea Mexicana. Entre estos, sólo por parte de la Sedena el número de efectivos es de aproximadamente 77,000 elementos, con respecto a la Guardia Nacional, se contemplan al menos 100 mil elementos distribuidos en 238 coordinaciones regionales por todo el país y que para finales del 2021 -o sea la semana pasada- llegarían a contar con 248 cuarteles.
Así las cosas, otro año complejo en materia de inseguridad ¿Será 2022, el año de un verdadero replanteamiento en torno a la estrategia de seguridad?