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Opinión

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La diversificación es la clave de cualquier estrategia de inversión

Todos hemos escuchado que diversificar significa “no meter todos tus huevos en una sola canasta”. La idea es reducir el riesgo: “de esta manera, si se cae una canasta, no se romperán todos”. Aunque esta es una manera sencilla de entenderlo, la diversificación es mucho más que eso.

En realidad, la diversificación es un concepto que se deriva de la Teoría Moderna de Inversiones, planteada inicialmente en los años 50 por el economista Harry Markowitz, quien ganó el Premio Nobel de Economía.

En su tesis doctoral, Markowitz planteó que, en lugar de medir el riesgo de cada instrumento en particular, los inversionistas deberían evaluar el riesgo de toda su cartera. De esta forma, las decisiones acerca de la compra o venta de un instrumento en particular se deberían basar, exclusivamente, en el impacto que dicha decisión tendrá sobre el riesgo de todo el portafolio.

Esto significa que diversificar no es nada más incorporar distintos activos en un portafolio. Se debe hacer con inteligencia, de una manera que se controle el riesgo y se logre maximizar el rendimiento, dado ese nivel de riesgo máximo que un inversionista está dispuesto a asumir.

La idea entonces es tener en nuestro portafolio activos de distintos tipos y que se comportan de manera diferente dependiendo de los ciclos del mercado y que además tienen riesgos distintos. Por ejemplo, las acciones de empresas líderes suelen aumentar de valor durante épocas de expansión económica, pero no tanto en épocas de recesión o gran incertidumbre, cuando tienden a desplomarse. Los instrumentos de deuda en ciertos casos se comportan de manera diferente y aunque en muchos lugares del mundo pagan rendimientos menores a la inflación, pueden ofrecer estabilidad a nuestro portafolio. En épocas de alta inflación, algunos activos como los bienes raíces (que además producen ingreso por rentas) o el oro se consideran como una protección que nos permite contrarrestar ese fenómeno.

Cuando uno construye un portafolio de inversión, uno incorpora esas tres grandes clases de activo, que se comportan de manera distinta (cuando unos bajan, otros tienden a subir y contrarrestan de esta manera la volatilidad –o riesgo– de nuestro portafolio).

La clave está, entonces, en encontrar la combinación que sea adecuada para nuestro horizonte de inversión (no es lo mismo invertir a largo plazo –para nuestro retiro– que invertir para comprar un departamento en cinco años) y nuestra tolerancia al riesgo. Hay personas que se ponen muy nerviosas cuando ven una minusvalía pequeña en el valor de su portafolio, hay quienes pueden tolerar situaciones muy bruscas que a veces se dan en los mercados sin pestañear, porque tienen una visión más amplia.

La tolerancia al riesgo, por cierto, es una variable que va cambiando con el tiempo y que depende de muchos factores: nuestra edad, nuestra experiencia, la manera como lo asimilamos. Esa es una de las causas por las cuales habrá que ir ajustando nuestro portafolio con el tiempo.

Así, diversificar significa realizar un cuidadoso proceso de asignación de activos, tomando en cuenta el nivel de riesgo que queremos asumir. Así, debemos determinar qué porcentajes de inversión queremos asignar a cada clase de activo y en qué mercados (uno debe tener una visión global, invirtiendo tanto en países desarrollados como emergentes). Una vez hecho esto, entonces ya convendrá buscar los activos específicos, representativos de las distintas clases de activos y mercados, que integrarán nuestro portafolio.

Es importante entender que, a pesar de que la diversificación nos permite controlar el riesgo de nuestro portafolio, no lo elimina por completo. Es cierto que existen activos de alto riesgo y otros de muy bajo riesgo, pero no existe ninguna inversión completamente libre de riesgo. Debemos tenerlo siempre claro.

Por otro lado, también es posible sobre-diversificar y complicar un portafolio de manera innecesaria, lo cual, paradójicamente, puede terminar por incrementar el riesgo total. Habrá que tomarlo en cuenta.

contacto@planeatusfinanzas.com

Ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia. Además es columnista de Finanzas Personales en El Economista, Coach en Finanzas Personales y creador de la página planeatusfinanzas.com

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