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¿La economía de Europa puede superar las expectativas en 2024?
La actual debilidad económica de Alemania sugiere que no es probable que la crisis económica de largo plazo de la Unión Europea termine pronto. Pero como los países tradicionalmente rezagados como Italia y Francia muestran señales de recuperación y los miembros de Europa Central y del Este tienen un buen desempeño, las perspectivas económicas del bloque aún podrían mejorar.
CAMBRIDGE. Después de 15 años de convulsiones económicas, desde la crisis del euro europea hasta la pandemia del Covid-19 y la invasión rusa de Ucrania, la economía europea parece ir en camino a tener un desempeño por debajo de lo esperado en 2024. ¿Acaso las apariencias engañan?
Alemania, la economía más grande de Europa, se ha visto particularmente afectada por el alza de los precios de la energía y la desaceleración en curso de China. Asimismo, Alemania ha exacerbado sus propias dificultades económicas al diluir o abandonar muchas de las reformas orientadas al mercado del excanciller Gerhard Schröder, que anteriormente habían apuntalado el crecimiento robusto de su PIB. Si bien los principales pronosticadores alemanes proyectan que el país evitará (a duras penas) una recesión en 2024, sus perspectivas económicas siguen siendo precarias.
A Francia le está yendo ligeramente mejor. Pero con un déficit fiscal del 5.5% del PIB en 2023 y tasas de interés reales en aumento a nivel global, el gobierno francés está bajo presión para ajustar su política. Por otro lado, después de años de una caída de la productividad y de problemas de deuda persistentes, Italia está volviendo a crecer y parece estar en una trayectoria positiva. Y Grecia, que mantiene la mayor economía subterránea de la Unión Europea, sigue atravesando dificultades, principalmente debido a una evasión impositiva galopante.
De todos modos, existen varias razones para ser optimista. En primer lugar, las economías de Europa central y del este han venido superando a Europa occidental desde hace un tiempo. Según Eurostat, Polonia ha superado tanto a Grecia como a Portugal en términos de PIB real per cápita, mientras que países como Rumania van camino a alcanzar hitos similares en los próximos cinco años. Mientras que Hungría ha tenido que lidiar con fluctuaciones del tipo de cambio y una contracción del 0.8% en 2023, reflejo de los intentos del primer ministro Viktor Orbán de obstaculizar la independencia del banco central, se espera que el país regrese a un crecimiento sólido en 2024 y 2025.
Sin duda, los países de Europa central y del este también están envejeciendo rápidamente, como sus contrapartes occidentales. Aún así, por ahora, el crecimiento acelerado del este seguirá empujando al alza la tasa de crecimiento general de Europa. Mientras que los observadores estadounidenses muchas veces dan por sentado el progreso de estos países, no debería subestimarse la capacidad de la UE para ayudar a los nuevos estados miembro a superar las dificultades institucionales y la corrupción heredadas.
En segundo lugar, el sur de Europa también está creciendo a pasos más acelerados que el norte de Europa. España, Portugal y hasta Grecia vienen superando el crecimiento alemán por un amplio margen desde 2020. Esto, en parte, tiene que ver con una recuperación del pobrísimo crecimiento en los años posteriores a la crisis financiera global; pero, considerando las industrias de turismo robustas de estas economías y su menor dependencia del sector industrial, la situación podría continuar.
En tercer lugar, no sería sensato apostar contra un resurgimiento de largo plazo de la economía alemana. Cuando era estudiante de postrado a fines de los años 1970, uno de mis compañeros de clase presentó un estudio que demostraba que Europa del este había tenido un mejor desempeño que otras economías del bloque soviético. “Todavía no se inventó un sistema en el que la economía alemana sea ineficiente”, decía. Si bien el reciente giro hacia la izquierda de Alemania puede terminar demostrando que este argumento es erróneo, es más factible que el país logre corregir el curso y vuelva a construir una infraestructura de alta calidad.
En cuarto lugar, las inminentes elecciones en Europa podrían introducir algunos liderazgos efectivos muy necesarios. El presidente francés, Emmanuel Macron, alguna vez considerado como el sucesor de la excanciller alemana Angela Merkel como el líder más respetado de Europa, ha tenido dificultades para enfrentar los numerosos desafíos económicos de su país y ha sido criticado por su ingenuidad en su trato con el presidente ruso, Vladimir Putin. Y el sucesor real de Merkel como canciller alemán, Olaf Scholz, enfrenta ratings de aprobación desalentadores que hacen que, en comparación, el presidente estadounidense, Joe Biden, parezca popular. Las elecciones federales de 2025 de Alemania se asoman en el horizonte y existe una posibilidad real de que Scholz sea reemplazado.
A pesar de estabilizar al Reino Unido, el primer ministro Rishi Sunak se ve perjudicado por la percepción generalizada de que es un incapaz. El Partido Conservador de Sunak actualmente está muy rezagado en las encuestas frente a un Partido Laborista revitalizado, que ha logrado posicionarse como económicamente centrista. Por el contrario, la primera ministra italiana, Giorgia Meloni, ha surgido, inesperadamente, como uno de los líderes más efectivos y populares de Europa.
Por último, la potencial amenaza de una victoria rusa en Ucrania podría catalizar la integración fiscal de Europa, una perspectiva impensable no hace mucho. Mientras tanto, como sostuve recientemente, es poco probable que la elección presidencial estadounidense en noviembre mitigue la agitación política en curso en Estados Unidos, más allá del resultado.
Todo esto sugiere que Europa todavía puede revertir su situación. Los mercados bursátiles europeos fácilmente podrían replicar el fuerte desempeño del año pasado, considerando que las valuaciones, medidas por ratios de precios y ganancias, son significativamente más bajas que las de Estados Unidos. Si bien el mercado bursátil estadounidense ha tenido un mejor desempeño que el de Europa durante años, 2024 podría ser diferente.
Aunque las economías europeas hayan tenido un desempeño peor de lo esperado durante mucho tiempo, ninguna tendencia dura para siempre. Por más lúgubres que parezcan hoy los pronósticos para Europa, sus perspectivas económicas podrían lucir un poco mejor más avanzado este año.
El autor
Kenneth Rogoff, execonomista jefe del Fondo Monetario Internacional, es profesor de Economía y Políticas Públicas en la Universidad de Harvard y ganador del premio del Deutsche Bank en Economía Financiera en 2011. Es el coautor (junto con Carmen M. Reinhart) de This Time is Different: Eight Centuries of Financial Folly (Princeton University Press) y el autor de The Curse of Cash (Princeton University Press).
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