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La economía popular, social y solidaria, el gran pendiente social de la administración saliente
Al comienzo del sexenio escribí, inspirado muy iluso al comienzo del sexenio, inspirado en el libro teóricamente programático de su sexenio de López Obrador (La salida, Decadencia y renacimiento de México, Andrés Manuel López Obrador, Planeta, 2018). “Una de las más importantes ventajas de votar por la coalición Juntos Haremos Historia por la que apostábamos fue el modelo económico que quiere implantar, al que no se le ha hecho propaganda. Me estoy refiriendo al modelo distributista, que podría disminuir sustantivamente la desigualdad en México. El distributismo ha sido defendido por G. K. Chesterton, Hilarie Belloc, Dorothy Day, Schumacher en Lo pequeño es hermoso y, en México, Gabriel Zaid. Este modelo aboga por lo pequeño, para hacer más humana nuestra economía y una comunidad más vivible. Aboga por las pequeñas empresas, las pequeñas escuelas, los pequeños hospitales y un gobierno más reducido a favor de la gente.
El gobierno de AMLO ha hecho una clara apuesta por las pequeñas y medianas empresas, a través de créditos accesibles y el desarrollo a gran escala del campo y la agroindustria. Prefiere la humanidad a los sectores más dinámicos de la economía, más productivos, con mayor tecnología, pero dando lugar a la gran empresa que los distributistas identificaron como el enemigo a vencer junto con el capitalismo desaforado y el socialismo, que se debatían por una lucha sin cuartel a finales de los años 20 y 30”.
Me da mucha pena después de cinco años, cuando analizo tales ingenuas promesas, no sólo su falta de cumplimiento, sino su olvido y apuesta en el fondo, por el mismo modelo económico neoliberal (salvo algunos matices y como diría mi hermana, unas ideas de bombero). La economía social y solidaria, que con AMLO representa el 1.6% del PIB, en otros países como Argentina y España, representan 10% del PIB y 12% del empleo formal, con cerca de tres millones de empresas solventes en España.
La economía popular, social y solidaria -la apuesta del distributismo- es la el modelo de gobierno que busca desarrollar unidades económicas desde abajo, proteger a los trabajadores en sentido amplio (no solo a los regidos bajo la ley laboral), a través de formas jurídicas que no basan su motor en el afán de lucro, y que complementan al mercado en momentos de crisis económica. Su motor es la solidaridad y la democracia económica, la pluralidad y el afán de desarrollar otro tipo de empleos que no son suficientes para lograr el pleno empleo, como ha demostrado el exitoso afán de la industria automotriz: hospitales, protección a las mujeres y a su desarrollo de unidades domésticas, la lucha conta el cambio climático y los comedores comunitarios, la comida y la producción en pequeña escala, todo arropado -que quizá es lo más importante- por el espíritu de solidaridad de la población, como nos dio ejemplo Argentina a pesar de sus gobiernos después de sus políticas neoliberales y el abandono de los trabajadores. En Argentina, la economía social se desarrolló al margen de los presidentes Kirchner, como ya se mencionó, representando el 10% del PIB nacional y el 12% del empleo. Si no hubiera sido por su amplio desarrollo de la economía popular, social y solidaria, hubiera estallado la revolución social. En momentos de crisis, como la pandemia y la crisis del 2008, las empresas solidarias fueron más resilientes en la conservación de los empleos, persiguieron fines de interés público y suplieron los huecos que desarrollaron el Estado capitalista y la actuación del Estado, aún en el desarrollo de su política social, que suele ser -y en el caso de AMLO de un modo exagerado- fuertemente asistencialista-.
Hay que apoyar que el presupuesto de la política social con el presidente AMLO se incrementó en más de un 100%, pero sus apoyos -por la eliminación de las ayudas condicionadas de los gobiernos neoliberales- eliminó incluyendo las listas de personas en situación de pobreza extrema que necesitaban esos apoyos. ¿Resultado? Que la pobreza extrema con López Obrador se incrementó en casi dos puntos porcentuales. Sus ayudas sociales eran regresivas -llegaban a personas que ya gozaban de algún tipo de poder adquisitivo-. Ni digamos los 30 millones que se quedaron sin servicios sanitarios por la eliminación del Seguro Popular -mejorable pero que ayudó a mucha gente en situación de pobreza y pobreza moderada.
Además, la ayuda de López Obrador fue un tanto ambigüa: AMLO presumía que era él la persona que la daba, cuando es resultado de nuestros impuestos, e hizo proselitismo electoral con esas prestaciones que constituyen un delito electoral. Pero además, al eliminar las transferencias condicionadas, que obligaban a llevar a los hijos a la escuela y a periódicas revisiones médicas del niño, AMLO eliminó la condicionalidad, con lo que generó subsidios que crean dependencia y control político, cuando el propio Papa Francisco, que a veces cita como uno de sus ejemplos, afirma que salvo casos Justificados (situación de vejez o de incapacidad permanente), siempre deben ser temporales, para no hacer mal a la dignidad de las propias personas que reciben la ayuda.
López Obrador tiene una personalidad doble: cuando escribe sus libros como Economía moral y cuando actúa. Y como me decía un funcionario de la CEPAL, hay que fijarse en lo que los políticos hacen no en lo que dicen. Y si la solidaridad, ya debilitada por el capitalismo liberal y la poca educación en ese sentido a la población mexicana (José Luis Coraggio y Erika Loritz, Editorial Ciccus. Economía popular, entre la estrategia y la emergencia, 2022) hubieran logrado quizá que los miembros de la economía popular no fueran víctimas del crimen organizado por lo asentado que hubieran estado sus sentidos de solidaridad, sin ningún parecido al Abrazos, no balazos, que al final fueron una complicidad con el crimen organizado. ¿Qué hubiera pasado que si en lugar de falsos sermones de profeta hubiera desarrollado un programa de economía social y solidaria y no su obsesión por la polarización y la división, las mentiras y la concentración del poder? Seguramente, otro gallo nos contara (Enrique Gadea Soler, Alberto Atxabal Rada y Martha Elba Izquierdo Muciño, Las cooperativas como alternativa económica, Editorial Dykinson, S.L., Madrid, España, 2014).
¿Colaboró AMLO de alguna manera en los escasos proyectos de economía social y solidaria que se desarrollaron en el país? Pues en uno de los mejores libros que explica los escasos proyectos de economía social y solidaria realizados al margen de AMLO nunca mencionan su ayuda, cuando es una función subsidiaria del Estado social (Leila Oulhaj, coordinadora, La economía social y solidaria en un contexto de crisis de la civilización occidental, alternativa ante la desigualdad de género en México, en San Francisco y Granada, Universidad Iberoamericana, México, 2019).
Un crítico de izquierda -quizá el mejor conocedor de las izquierdas en México, Carlos Illades-, escribió un libro titulado La revolución imaginaria, activismo político; desigualdad social; corrupción, Océano, México, 2024), que critica fuertemente las políticas de polarización, corrupción, falta de proyecto, concentración del poder, destrucción de instituciones, política asistencialista de control político y ausencia de apoyo para una sociedad autónoma e independiente, complicidad con el crimen organizado,y falta de democratización interna -por señalar sólo algunos- como lo pretende la izquierda, señala que no fue un verdadero proyecto de izquierda y que “la revolución de las conciencias” no fue más que palabras huecas.
¡Qué lástima que la primera vez que la izquierda tuvo la mayoría aplastante para encabezar un proyecto nacional, el saldo haya sido claramente negativo, en especial en cuanto se refiere al apoyo de la verdadera solidaridad y a una economía social independiente!
*El autor es Máster y Doctor en Derecho de la competencia, Profesor Investigador de tiempo parcial de la Facultad de Derecho de la Universidad Panamericana, Investigador Nacional Nivel I del Sistema Nacional de Investiadores y socio del área de competencia, derecho penal de la competencia y compliance penal del despacho Jalife Caballero.