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La encrucijada del PRI
Sin refutar, Augusto Gómez Villanueva escucha la frase lapidaria: el PRI no postuló candidato a la Presidencia de la República en 2024 y también seis años antes. A sus 95 años, con la memoria intacta y la voz aun membruda, cotidianamente ejecuta las liturgias del viejo régimen.
Decano de la LXV Legislatura en la que coincidió con su amigo y exjefe, Porfirio Muñoz Ledo, el político hidrocálido preside la Comisión Nacional de Fortalecimiento Partidista del CEN del PRI y tras del estrepitoso fracaso electoral deberá conducir los trabajos para reformar los Estatutos del partido cuya militancia deberá decidir si —en vísperas de su centenario— cambia su denominación… o permanece en el frente opositor.
Discreto y disciplinado, Gómez Villanueva practica los valores que distinguen a los priistas disciplinados. Hace seis años apadrinó a José Antonio Meade Kuribreña, quien sin experiencia previa en una contienda electoral fue “candidato ciudadano” del priismo.
Entonces, recuerda, ocurrieron “grandes traiciones” que dieron al traste con las aspiraciones presidenciales del exsecretario de Hacienda. Otras “difíciles circunstancias” tuvo que afrontar la dirigencia nacional del tricolor en las elecciones del 2024, pero entre las determinantes de la derrota —coinciden los análisis internos— están las deslealtades.
¿Traiciones, fobias o incompetencias? El PRI encaró la cita electoral sin postular candidato presidencial y tampoco, en la CDMX. La coalición electoral que involucró al PAN y al PRD en el 2021 consiguió entonces 21 millones de votos y se extendió al 2024 con un acuerdo que permitió siglar las candidaturas del 2023 (Coahuila y el Estado de México) al tricolor.
Los acuerdos cupulares definieron las candidaturas. Las estructuras priistas eran el soporte. Y es que su organización territorial –los sectores se diluyeron paulatinamente—le permitía presencia en los 2,480 municipios del país.
Disciplinadas, leales, las bases partidistas no apoyaron a Meade Kuribreña en el 2018. Y aplicaron la misma receta a Xóchitl Gálvez en los comicios presidenciales. En lo local, el PRI mantiene sus bastiones en Coahuila y el Estado de México —principalmente en municipios aledaños a la capital, Toluca— y gobernará las capitales de Morelos y San Luis Potosí, además de San Miguel de Allende y San Cristóbal de las Casas.
Las "difíciles circunstancias" estuvieron precedidas por la decisión del presidente del CEN priista, Alejandro Moreno Cárdenas, de integrarse al bloque opositor que frenó las iniciativas legislativas de la Cuarta Transformación... ¿y el plan para eliminar de la Constitución el principio de la no reelección, principal herencia del nacionalismo revolucionario?
Con su retórica, Gómez Villanueva no alude directamente a lo ocurrido incluso antes del peñismo: la cooptación de los gobernadores priistas menoscabó la fortaleza electoral del otrora partidazo. Del colaboracionismo en la etapa panista, a la franca postración, en la administración saliente.
La dirigencia priista está enfocada a la defensa de sus votos ante la amenaza de ser desplazada como tercera fuerza en el Congreso de la Unión, al tiempo de que encarará los reclamos internos por la costosa política de alianza implementada desde en el último trienio.
Al final de la reflexión deberá responderse la pregunta: ¿es el momento de cambiar las siglas del tricolor? ¿O dejar espacio para un nuevo partido?
Efectos secundarios
RESOLUCIÓN. La Organización de Aviación Civil Internacional quitará a México de la lista de países con avisos de prevención significativa de seguridad operacional en la que había sido colocado hace tres meses. La Agencia Federal de Aviación Civil implementó un plan de medidas correctivas que fue validado por un comité especial, el pasado 6 de junio. Tras de confirmar la decisión, el director adjunto interino de navegación aérea de la OACI, Saulo de Silva, reconoció "el activo compromiso de México para alcanzar los objetivos de seguridad operacional".