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La era de las tarifas aéreas altas
Hay diversos fenómenos en el mundo de la aviación que, juntos y simultáneamente, están provocando un incremento de tarifas aéreas, sobre todo a aquellos destinos que no son tan concurridos. Es previsible, dicen los especialistas, que en los siguientes dos años el panorama se mantenga así, aunque eventualmente irá mejorando en la medida en que vayan ajustando las variables que hoy presionan al transporte aéreo.
Una primera variable para tomar en cuenta es la situación de la armadora de aviones Boeing, ya que los problemas de seguridad y, en última instancia económicos y ahora políticos en los que se ha visto envuelta la empresa estadounidense, han provocado que baje el ritmo de producción de sus aviones, no sólo el modelo B-737 MAX, sino incluso el Dreamliner, que tiene un récord de ventas muy bueno. Desde luego que esto tendrá impactos en el número de aviones disponibles en el mercado.
Por otras razones, la europea Airbus ha tenido que aminorar el ritmo de producción de sus aeronaves debido a la falta de suministros de su cadena de proveedores, como resultado de la guerra en Ucrania. Y aunque apenas ha iniciado este freno, lo cierto es que tendrá un impacto en la renovación de flotas y en última instancia, en los planes de expansión de muchas aerolíneas.
A ello se aúna la puesta en tierra de varias aeronaves también de Airbus que tienen los motores Pratt & Whitney que deben ser revisados antes de los previsto por problemas en la configuración -estos motores pretendían ahorrar combustible y ser más silenciosos pero, a la postre, resultaron menos resilientes que los modelos tradicionales. A nivel mundial estamos hablando de unos 1,500 aviones (3,000 motores) con una revisión que tardará de 15 a 18 meses más y en donde las mexicanas Volaris y Viva Aerobús están involucradas.
Todo ello ha impactado a la industria, y cuando además vemos la situación en México, se aúna la limitación de slots del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM), principal centro de conexión de nuestro país (y también uno de los más importantes de América Latina). Como se dijo desde el momento en que decidió limitar de 61 a 43 los slots por hora en esta plaza, ahora las aerolíneas deberán decidir qué rutas seguir operando y cuáles cancelar. Obviamente, las que se queden serán las más rentables y las que tengan pocos pasajeros serán sacrificadas.
De cualquier forma, habrá muchos destinos que quedarán desconectados porque, aunque algunos asuman que en automático las rutas se instalarán en el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), las cosas no son tan simples: la conectividad de un aeropuerto se construye con el tiempo, con las rutas primarias que demandan tener acceso a destinos interiores (por ejemplo las que vienen de Estados Unidos, Sudamérica o Europa y continúan a destinos nacionales como Durango, Oaxaca, Chiapas, etc.) y que no tienen sentido económico en un aeropuerto que no recibe esos vuelos.
Todo este “cóctel” de factores provoca que la oferta de vuelos se restrinja y por lo mismo, las tarifas vayan al alza. Tendremos un verano más caro que el del año pasado y, desafortunadamente, no se espera que los precios se estabilicen sino hasta el 2026.
Desde luego que se espera que la situación vaya mejorando paulatinamente antes de esta fecha, pero por lo pronto tendremos tarifas altas.
La menor oferta de fuelos por factores como la menor producción de aviones Boeing, la salida temporal de operaciones de aeronaves Airbus o la limitación de slots en el AICM ha elevado el precio de los pasajes.