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La fotografía del Banco Mundial sobre México: baja productividad
El Grupo Banco Mundial acaba de publicar su Informe económico sobre México. En las últimas tres décadas, el modelo económico de México ha logrado mantener fundamentos macroeconómicos estables, aumentar la competitividad de las exportaciones, promover la diversificación de la producción y orientar la economía hacia industrias más complejas (Banco Mundial 2019). Este modelo, que comenzó con la promulgación de la Ley del Banco de México en 1993 y la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de América del Norte como principales hitos, también ha sido muy eficaz para mejorar la estabilidad macroeconómica y reducir la inflación (Banco Mundial 2019; OCDE 2015). Sin embargo, estos logros no han sido suficientes para mantener un crecimiento económico sólido. El crecimiento del producto interno bruto (PIB) desde 1990 ha promediado solo el 2.2 por ciento anual y el PIB per cápita en relación con el de Estados Unidos se redujo de cerca del 30 por ciento en 1990 a menos del 20 por ciento en 2019. La evidencia empírica sugiere que la principal causa detrás del deslucido crecimiento económico de México ha sido la disminución de la productividad. El Informe del Banco Mundial busca entender las razones detrás del bajo desempeño de la productividad en México, e identificar políticas para revertir la tendencia.
La baja productividad agregada ha sido el principal factor que ha frenado el crecimiento económico a largo plazo en México. Desde 1990, el crecimiento económico se ha apoyado principalmente en la acumulación de mano de obra y, en menor medida, en la acumulación de capital. La acumulación de mano de obra ha sido significativa (sobre todo en cantidad, más que en calidad) a pesar de las limitaciones causadas por la migración, el crimen, la violencia y, en particular, la baja participación de las mujeres en la fuerza laboral (PFL). La acumulación de capital se ha caracterizado por las bajas tasas de inversión, particularmente en infraestructura pública, lo que obstaculiza el crecimiento económico y crea cuellos de botella en sectores de la economía como las telecomunicaciones y el transporte. Así, las ganancias conseguidas por la acumulación de factores de producción en México se han visto contrarrestadas por un crecimiento negativo de la productividad total de los factores (PTF). De hecho, la productividad laboral promedio no mejoró entre 1990 y 2019.
Existe un alto grado de heterogeneidad en el desempeño de la productividad entre estados, sectores y empresas. Las tendencias de la productividad agregada en México están determinadas por factores estructurales que operan a nivel de industria o de empresa, los cuales muestran una variación considerable. Por lo tanto, entender la productividad agregada de México requiere analizar la heterogeneidad entre regiones, sectores y empresas. El informe encuentra que hay muchas empresas informales, que tienen una aptitud limitada para la innovación y la adopción de tecnología avanzada y una capacidad limitada para integrarse en las cadenas globales de valor (CGV)
La historia de México parece ser una economía en cámara lenta, en comparación con otras economías emergentes. La tasa de crecimiento del PIB por década se redujo desde más del 7 por ciento a principios de la década de 1980 hasta alrededor del 2 por ciento a principios de la década de 1990 y se ha mantenido en torno a ese nivel desde entonces.
La acumulación de mano de obra ha sido el principal motor del crecimiento económico en México, contribuyendo más al crecimiento que en países pares. La mano de obra representó el 60 por ciento de todo el crecimiento en México durante el período 1990- 99, el 30 por ciento durante el período 2000-09 y el 45 por ciento durante el período 2010-17. A pesar de la disminución del papel de la acumulación de mano de obra en México en la contribución al crecimiento –de 3.6 puntos durante 1990-99 a 1.2 puntos durante 2010-17–, la acumulación de mano de obra ha desempeñado un papel más importante en el crecimiento de México que en sus comparadores regionales (Chile, Uruguay, Argentina y Brasil) y sus pares (Polonia, República de Corea, Malasia y Perú). Sin embargo, el potencial de acumulación de mano de obra de México se ha visto frenado por la informalidad, la migración, la violencia y la baja PFL de las mujeres. La inseguridad y el crimen se encuentran entre los principales problemas para hacer negocios en México, lo que contribuye a una mala asignación de la mano de obra, a la vez que impide la inversión. Además, el capital humano se desvía de su uso de mayor valor, ya que la mano de obra es poco calificada y joven. En el mismo sentido, cerca del 70 por ciento de quienes migran lo hacen por razones laborales más que para reunir a la familia o estudiar (Banco Mundial 2019).