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La indefensión aprendida ante la 4T
A mediados del siglo pasado, el psicólogo estadounidense, Martin Seligman, desarrolló el concepto de indefensión aprendida como el estado en el que una persona se siente incapaz de cambiar o de mejorar una situación negativa, incluso cuando se le presentan oportunidades para hacerlo.
Este psicólogo desarrolló su teoría, a principios de los años 60 del siglo pasado, de una forma que hoy resulta impensable por su crueldad, pero sometió a perros a descargas eléctricas de las que no podían escapar. Con el tiempo los animales se resignaron a recibir esas descargas sin intentar liberarse, aun cuando se les dio la oportunidad de hacerlo.
Esa pasividad, esa resignación, ante la adversidad documentada por Seligman ha sido base para otros estudios, incluso en el ámbito social.
México puede ser un buen objeto de análisis para esto ante la evidente desesperanza aprendida durante este sexenio.
No sólo se trata de un mal solo de los opositores, básicamente los mismos seguidores de este régimen se han resignado a que pierden atención médica, pero el Presidente habla como ellos; podrán no tener medicinas, estancias infantiles, seguridad pública, pero hay alguien del pueblo en el poder que les da dinero.
Una de las primeras “descargas eléctricas” a la sociedad mexicana llegó cuando llegaba al poder el presidente Andrés Manuel López Obrador y se apropió de la presidencia de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) donde, en esa posición fundamental de defensa autónoma de las garantías básicas, puso a una auténtica Presidenta de su club de fans, lo que anuló por completo a la CNDH.
A partir de ahí, una y otra descarga de autoritarismo sobre una sociedad que estaba en proceso de aprendizaje de un modelo de vida democrático.
Uno de los momentos más emblemáticos de la indefensión aprendida de la sociedad mexicana llegó con el criminal manejo de la pandemia de Covid-19 y cómo permitimos como país que personajes como Hugo López-Gatell condenara a morir a cientos de miles de personas.
A los perros con los que experimentó Seligman se les daba la oportunidad de escapar de la tortura, se abría la puerta para que no recibieran la siguiente descarga. Sin embargo, ya habían asumido una actitud de inevitabilidad y se quedaban.
La sociedad mexicana recibió la oportunidad electoral de escapar de las descargas del populismo, pero una mayoría optó por resignarse.
En el momento actual, el régimen ha redoblado la apuesta autoritaria y es su objetivo hacerse del control de todos los Poderes de la Unión a través de la vía electoral. Lo hacen ante la impotencia, desinterés y resignación de una sociedad que no se ve dispuesta a reconsiderar todo lo que va a perder.
Estados Unidos es un país que va a perder mucho con la consolidación autocrática en México y también parece apático y resignado, han dejado solo a su embajador en esa lucha contra los molinos de viento sin un mensaje contundente desde el Salón Oval de La Casa Blanca sobre las consecuencias de tener un régimen totalitario pegado en la frontera sur.
Las consecuencias de la indefensión aprendida, por si quedan dudas, son la pasividad, la depresión, la ansiedad y la dificultad para tomar decisiones.