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Opinión

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La industria de los videojuegos: divertida y cosa seria

Mucha gente relaciona los videojuegos con la trivialidad. Cuando se habla de ellos es inevitable evocar el estereotipo del adolescente ocioso jugando solo en su habitación. Sin embargo, esta imagen está lejos de la realidad. Los videojuegos se han convertido en una industria sofisticada y próspera que es capaz de dinamizar la economía. Por ello, en el marco del Día Mundial del Videojuego vale la pena explorar algunos de los aspectos más importantes de esta industria.

El primero de ellos es la magnitud económica de los videojuegos. La firma NewZoo prevé que a finales de 2022 habrá 3,200 millones de videojugadores en todo el mundo, es decir, casi 41% de la humanidad. También estima que este año el mercado global de videojuegos generará ganancias cercanas a los 196,000 millones de dólares, varias veces más que la industria global de la música y el cine.

En México, la industria de los videojuegos también es boyante. Statista Digital Market informó que el año pasado México ocupó el décimo lugar del top 10 de las naciones que concentran el mercado global de los videojuegos (ningún otro país de América Latina apareció en este listado). No cabe duda que el mercado nacional es inmenso. The Competitive Intelligence Unit contabilizó al cierre del 2020 más de 72 millones de gamers en México, lo que significa que casi el 60% de los mexicanos juega videojuegos.

Además de producir ganancias extraordinarias en el presente, los videojuegos podrían ser una de las industrias que moldeen la economía del futuro, pues se aproximan cada vez más al metaverso, el mundo digital alternativo que ya construyen las grandes empresas tecnológicas globales.

En los videojuegos la gente compra y vende activos digitales y socializa con personas de todos los rincones del planeta, creando un entorno social y económico propio.

Sin embargo, el elemento verdaderamente esencial de los videojuegos, aquel que hace posible que la industria crezca y se proyecte hacia el futuro, es la propiedad intelectual. Los videojuegos están llenos de creaciones de la mente: el código para programarlos, el arte de los mundos y personajes que los conforma, el diseño del hardware para jugarlos, el guion y los personajes del juego, los escenarios y la música que les dan vida. Todos estos elementos generan propiedad intelectual y relaciones contractuales a cada paso (por ejemplo, entre el desarrollador y los músicos que producen la banda sonora del juego).

Aunque los videojuegos sean una mezcla única de tecnología y arte, lo que los desarrolladores colocan en el mercado, mediante acuerdos de licencias, es fundamentalmente propiedad intelectual de los creadores. Protegerla, por lo tanto, es un requisito indispensable para el éxito económico de los juegos y el crecimiento de la industria.

El apetito por los videojuegos en México es grande y la creatividad para producir juegos nacionales también abunda. Hoy más que nunca es necesario que los creadores, particularmente los creadores mexicanos independientes, tomen consciencia de la importancia de la propiedad intelectual que están generando y que las autoridades propicien un marco regulatorio que la proteja y aliente la inversión en ella. Solo de esta manera los videojuegos traerán innovación y una riqueza aún mayor a México.

*El autor es socio fundador y director de TMI Abogados.

empresas@eleconomista.mx

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