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La inflación y los mensajes de los bancos centrales
Todos esos cientos de miles de millones de dólares que se han soltado en la economía estadounidense para procurar una rápida salida de la crisis derivada de la pandemia de Covid-19, explican en buena medida las mejores expectativas de recuperación de la economía mexicana.
Ayer pasó en el Senado de Estados Unidos un paquete de 550,000 millones de dólares para inversiones en infraestructura que todavía tiene el reto de la Cámara de Representantes, pero no tiene malas expectativas tras el acuerdo bipartidista del Senado.
Ya han llegado tres cheques de estímulo fiscal a millones de hogares en Estados Unidos y discuten la pertinencia de un cuarto, recursos que se han destinado inmediatamente al consumo.
Está claro que el mejor plan de rescate gubernamental de la economía de nuestro país es el plan del presidente demócrata de Estados Unidos, Joe Bien. Porque de este lado simplemente no han existido.
Pero una factura que hay que pagar en el proceso de recuperación global, sobre todo de las economías más desarrolladas, es la de la inflación.
Este miércoles el Departamento del Trabajo incluye en el desayuno de los mercados el reporte inflacionario de julio pasado con la expectativa de estar frente al dato de incremento en los precios al consumidor más alto en 13 años, como ocurrió con la inflación de junio pasado.
En los mercados leerán estos datos y recordarán la más acelerada creación de empleos del mes pasado y seguramente reaccionarán ante las expectativas de que la paciencia de la Reserva Federal (Fed) se agote antes de lo previsto y retome en un momento menos lejano los aumentos en su tasa de interés interbancaria.
Un primer impacto en los mercados mexicanos, si este miércoles efectivamente el reporte inflacionario estadounidense resultó alto, lo podremos ver en el tipo de cambio, que ya hace algunos días abandonó el nivel inferior a los 20 pesos por dólar.
Y vendrá entonces la pregunta sobre qué hará y qué dirá el Banco de México al respecto.
Lo que buscará mañana el Banxico, con la decisión de política monetaria que tome la Junta de Gobierno, es cambiar las perspectivas de lo que viene en adelante para la inflación mexicana.
Los analistas que consulta el propio banco central no han dejado de incrementar sus expectativas inflacionarias para este año, desde 4% esperado en mazo, 5% en mayo, a 6% en julio.
Los banqueros centrales deben lograr que esos analistas, más los comerciantes, los industriales, los trabajadores y demás, confíen en que puede regresar la inflación pronto a los niveles que tolera el propio Banxico, en torno a 3 por ciento.
Es creíble la expectativa que el repunte inflacionario, en Estados Unidos, en México y en el mundo, sea temporal. Ya no habrá esos cheques de estímulo para el otoño y eso creará otros problemas, pero bajará el frenesí consumista de estos meses.
En fin, lo que es fundamental para la Reserva Federal o para el Banco de México es que sus acciones de política monetaria y sus comunicaciones al respecto sean creíbles para generalizar la idea de que el banco central puede más que la burbuja de precios.