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Opinión

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La libertad en peligro

Es indispensable seguir insistiendo: nuestra libertad política y nuestra libertad económica están siendo atacadas todos los días y sin pausa por el presidente López para quien, eso ya quedó claro desde hace varios años, las libertades individuales y la democracia son solo un estorbo en su propósito de tener y, sobre todo, mantener el poder. No puede quedar duda alguna que si logra su propósito de destruir el arreglo institucional que sustenta el sistema político democrático, el país derivaría rápidamente hacia un sistema en el cual la libertad económica esté notablemente restringida si no es que, en el extremo, prácticamente cancelada.

Se ha afirmado que el presidente López quisiera volver a aquella época en la historia de México en donde el poder presidencial era omnipotente, uno en donde prácticamente no tenía límites ni había un sistema efectivo de rendición de cuentas. Se dice también (mostrando con ello su notoria ignorancia en materia económica) que quisiera regresar, recrear, aquella etapa conocida como la del desarrollo estabilizador, la década de los sesenta del siglo pasado, cuando la economía creció a tasas elevadas en un entorno de estabilidad de precios.

La década del desarrollo estabilizador a la cual el presidente ve idílicamente cómo la época dorada de la economía mexicana, tuvo dos elementos centrales. El primero, de suma importancia, fue el de un gobierno que en general respetó los derechos privados de propiedad lo que generó las condiciones de certeza jurídica que promovieron la inversión privada, cosa que López no solo no le da ninguna importancia, sino que se ha dedicado a debilitarla (cabe señalar, a propósito de los desvaríos presidenciales, que la nacionalización de la industria eléctrica respetó en todo momento los derechos de propiedad de los accionistas privados que le vendieron sus activos al gobierno mexicano; fue una adquisición, no una expropiación).

El segundo elemento fue el del arreglo político que tuvo como uno de sus pilares el arreglo corporativista creado por Lázaro Cárdenas, uno que implicó el apoyo de diferentes grupos a un sistema político cerrado a cambio de prebendas económicas, uno de cuyos beneficiarios fueron los empresarios privados en la industria manufacturera a quienes el gobierno otorgó toda una serie de subsidios fiscales y financieros como complemento de la política comercial proteccionista, todo ello a costa de la libertad económica y el bienestar de los consumidores que se enfrentaron a las prácticas no competitivas derivadas de la misma protección.

Estos dos elementos se pudieron dar y mantener por la existencia de un entorno internacional altamente favorable, uno de expansión del comercio internacional en un entorno de tipos de cambio fijos frente al dólar estadounidense y a su vez frente al oro y sin movilidad internacional de capitales.

Recrear el sistema político - económico de la década de los sesenta es imposible por varias razones. Primero, el entorno internacional es totalmente diferente y está caracterizado por tipos de cambio flexibles con alta movilidad de capitales enmarcando una creciente globalización (aún con la pausa pandémica). Segundo, el modelo de desarrollo basado en una política comercial proteccionista prácticamente se agotó en el segundo lustro de los sesentas lo que dio lugar a la docena trágica de la dupla Echeverría - López Portillo quienes con una política fiscal y monetaria notoriamente expansiva buscaron perpetuar el sistema de economía cerrada. Tercero, a partir de la apertura comercial en 1986 y su posterior profundización principalmente con el TLCAN, la estructura de la producción sectorial y regionalmente cambió drásticamente y en nada se asemeja lo que previamente existía, apertura que, muy importante señalar, aumentó la libertad económica de los individuos.

Y finalmente el cuarto, los mexicanos le damos un alto valor a la libertad política ganada en 1997 y consolidada en años posteriores, valor que persiste a pesar de los ataques y la destrucción emprendida por López apenas asumió la presidencia en 2018, mostrándose que él no es un liberal, no es un demócrata y menos aún un humanista, tal como lo hace evidente el grupo de comunistas que lo acompaña, su idolatría del “Che” Guevara y su admiración y apoyo a la dictadura que sin pudor atropella los derechos individuales de los cubanos.

Como las circunstancias son totalmente diferentes, tratar de recrear un sistema político cerrado sólo puede ir acompañado de la abolición de las libertades, políticas y económicas. Está en nuestras manos, los individuos que valoramos nuestra libertad y en los de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, haciendo valer su independencia y los principios liberales de la mayor parte de los ministros, impedir que se consuma el golpe mortal a la democracia que López intenta asestarle. Nuestra libertad y prosperidad están en juego; hay que protegerlas.

Twitter: @econoclasta

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Economista y profesor. Caballero de la Orden Nacional del Mérito de la República Francesa. Medalla al Mérito Profesional, Ex-ITAM.

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