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Opinión

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La masacre de Salvatierra, el síntoma de la violencia de nuestro tiempo…

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El horizonte en materia de seguridad para el caso mexicano se pronostica más complejo para el 2024. Los lamentables eventos de Salvatierra en Guanajuato, donde once jóvenes perdieron la vida a manos de miembros del crimen organizado, solo son la muestra de una evidente falta de comprensión de las verdaderas causas del fenómeno delictivo en nuestro país.

La masacre de Salvatierra, es el síntoma de nuestra crisis desde hace casi 20 años, donde la capacidad de matar, extorsionar y gestionar la vida de los ciudadanos en algunos lugares del territorio, se encuentra en manos de los grupos de la delincuencia organizada, a la vista de las instituciones de seguridad, de la sociedad y de los representantes de la esfera política, quienes a falta de recursos, herramientas, apoyo ,voluntad o colusión, se han visto obligados a  evadirse, simular que nada pasa o silenciarse frente a la crisis de inseguridad que padecemos en algunos territorios del país todos los días.

 Se ha insistido mucho durante este sexenio, que atacar las causas de la criminalidad, sería una de las apuestas para contener y disminuir la ola creciente de violencia en el país, de la mano de trabajo de “inteligencia”, que contribuiría a esclarecer los puntos estratégicos para que las instituciones de seguridad de los tres órdenes de gobierno fueran asertivas para contener y debilitar el fenómeno delictivo. Los años pasaron y la realidad cotidiana evidencia la cruda realidad, que ni las causas se han podido atender, y que la implementación de inteligencia para contener la expansión criminal en algunos territorios haya podido arrojar resultados eficientes en estos cinco años. Las muertes acumuladas durante este sexenio ya rebasan los 173 mil homicidios, y este mes de diciembre pudiera llegar a sobrepasar las 30 mil muertes.

Esta es la realidad de nuestro país, donde diariamente mueren alrededor de 90 personas, sin que esto nos escandalice. Por otra parte, aunado a esto, es necesario reflexionar sobre la necedad de recurrir a la politización de la seguridad — que no es privativa de este sexenio—, y cómo inevitablemente estas posiciones por casi dos décadas nos han conducido a estos infiernos, que con más recurrencia padecemos los ciudadanos, sin que se haga algo diferente, porque para bien o para mal, los tres órdenes de gobierno son responsables de la gestión de la seguridad, y pretextar que unos delitos corresponden a la federación y otros a los estados, solo fortalece la gestión criminal y la inoperancia para atender lo que es su obligación: contener la violencia y aplicar la ley.

El día que asumamos la responsabilidad compartida y tengamos voluntad para hacernos cargo de lo que nos toca en materia de seguridad y reconocer las implicaciones, quizá ese día, veamos con claridad el horizonte tan complejo que tenemos frente a nosotros en este 2024… ¿Quién o quiénes tendrá la capacidad y el carácter de gestionarlo?… Quizá solo con una participación ciudadana integral entre sociedad civil, gobierno e instituciones, hombro con hombro, el escenario pudiera ser promisorio, en un proyecto donde tod@s tengamos cabida, sin prerrequisitos, sin filias ni fobias. ¿Se podrá construir un espacio así?...ya lo veremos…

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