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Opinión

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La mejor política industrial es sí tenerla

Durante el NAFTA, la política industrial era considerada innecesaria. Recientemente, se han hecho esfuerzos regionales para atraer inversiones, especialmente en el norte y Bajío. Es crucial establecer una política industrial nacional para maximizar el nearshoring y fortalecer la integración económica regional y nacional.

En alguna ocasión Jaime Serra, entonces secretario de Industria y Comercio, dijo que la política industrial de ese momento era el NAFTA y que en realidad una política industrial, o sectorial, en realidad no era compatible con el modelo económico de ese momento. La idea era incrementar la apertura económica, por medio del tratado, y desregular la economia para que las empresas enfrentaran menos obstáculos. Eso continuó después, el mantra de que la mejor política industrial era no tenerla fue la constante durante los siguientes gobiernos, salvo programas para pymes con francamente pobres resultados. Durante el gobierno pasado se tuvieron algunos coqueteos con la idea de desarollar políticas industriales, con algunos proyecto para promover la innovación y la fallida idea de las zonas económicas especiales, nada de verdad trascendente. Esta administración ha hecho políticas de desarrollo regional con fuertes inversiones en el sureste, que pueden ser utilizadas ahora para fines de políticas de desarrollo productivo, así como el uso de instrumentos de política comercial para substituir insumos y productos provenientes de países con los que no tenemos tratado. Eso más las políticas de atracción de inversión que se llevaron a cabo en la Secretaria de Relaciones Exteriores.

En buena medida, la promoción y las políticas de desarrollo productivo las han desarrollado gobiernos locales, especialmente los del norte del país y los del Bajío. En general, eso ha contribuido a aprovechar mejor los flujos de inversión ligados a la dinámica económica de Norteamérica, pero posiblemente también, debido a la competencia entre regiones, a costa de más facilidades de las que probablemente eran necesarias. Es necesario que se establezca una política nacional que impulse y coordine las acciones para aprovechar al máximo las tendencias del nershoring. Se trata de un fenómeno que, por definición, es temporal. Esto es, la relocalización de inversión de Asia a Norteamérica evidentemente se llevará a cabo solamente durante los próximos años, hasta que se alcance un equilibrio. Primero sucederá, como ahora, con la ampliación de la infraestrutura ya instalada, por eso lo que ahora vemos son reinversiones. Después, seguramente continuará con la operación de nuevas plantas y operaciones, en más sectores. Es por eso que se requiere de una estrategia para captar la mayor inversión posible ahora, en ese contexto, lo que requiere de una política industrial, no solamente del tratado.

El reto también es poder aterrizar la política industrial con respecto a Norteamérica como una estrategia de desarrollo regional, con polos que atraigan esa inversión, pero que también puedan contribuir a alcanzar objetivos como incrementar el contenido nacional y el tecnológico de las exportaciones, integrar a más empresas mexicanas y a las pymes a las cadenas de valor, generar ecosistemas de innovación, de formación de capital humano y de servicios de alto valor ligados a la manufactura. También representa la oportunidad de que otras regiones del país, hasta el momento poco integradas con la economia de Norteamérica, participen en esa dinámica. Para eso también necesitamos de política industrial, el puro tratado no basta.

X: @vidallerenas

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Licenciado en Economía por el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), cuenta con una Maestría en Política y Gestión Pública por la Universidad de Essex, Reino Unido y un Doctorado en Administración y Gerencia Pública por la Universidad de York

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