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La narrativa de la mayoría calificada
Un buen día Alcalde, la secretaria de gobernación, dijo que Morena y sus aliados obtuvieron en las urnas mayoría calificada en la Cámara de diputados y que estarían cerca de tenerla en el Senado. Dijo esto adelantándose al número de plurinominales que habrá de asignar el INE y ratificar el TEPJF. Su entrometimiento parece una orden y es también una narrativa de triunfo absoluto: «el pueblo avaló las reformas a la constitución, no podemos traicionarlo», vociferan a los cuatro vientos. Los morenistas no paran de decirnos que usarán la supermayoría para reformar todo lo que les parezca necesario reformar y que no habrá forma de detenerlos, porque el pueblo ya habló en favor del plan C. Son aplanadora impulsada por el ímpetu imparable de la voluntad general.
Esta narrativa no solo funciona para vanagloriarse, es un instrumento de presión: si las instancias competentes (INE y TEPJF) no otorgan los plurinominales como dictó Alcalde, entonces la 4t entera (gobierno y partido) denunciará un golpe de estado legal: «nos quitan en la mesa lo que ganamos en las urnas». La narrativa funciona también en otro canal: prepara el terreno para celebrar como grandes mexicanos a los senadores que abandonen a la oposición y se unan a la transformación. También abona a su narrativa iniciar un parlamento abierto para escuchar opiniones sobre lo inevitable. Dan por hecho lo que no ha sucedido. Con su discurso intentan imponer un resultado, para evitar cualquier desviación.
También resulta grave el silencio de la oposición. Por qué no vemos a sus voceros (¿quiénes serán) decir que por ningún motivo Morena conseguirá los votos de los tres senadores que les hacen falta. ¿Por qué no hay una narrativa de que lograron evitar la mayoría calificada, aunque fuera por un pelo? Como sucedió en el Senado. Supongo que conocen a los senadores que darán el brinco, aquellos que ya se imaginan arropados por la aplastante mayoría de la que pueden ser parte: «¿para qué estar con los perdedores si puedo ser parte de la victoriosa transformación?», se dirán frente al espejo. Además, la derrota los debe tener echándose en cara los errores de cada uno, traerán una resaca tremenda de la terrible derrota que sufrieron. Piensan más en cómo mudar de piel para sobrevivir que en defender el bastión que representan esos tres senadores que separan a Morena de la supermayoría. Tres senadores pueden ser poco o un abismo infranqueable. Pero piensan más en lamerse las heridas que en defender los intereses de los millones que votaron por ellos. Para mí, si es que se puede leer lo que la gente quiere en los resultados electorales, lo que se pidió fue pluralidad, no una hegemonía intransigente ni una oposición borrada, pero eso nadie lo defiende.
X: @munozoliveira