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La pobreza, los programas sociales y el trabajo
Las redes sociales difunden fragmentos de discursos de campaña de las candidatas presidenciales, Xóchitl Gálvez y Claudia Sheinbaum, sobre programas sociales y el papel del esfuerzo individual en el patrimonio. Los fragmentos sugieren una visión de igualdad social vs. esfuerzo individual como clave para el progreso.
Desde hace varias semanas circulan en redes sociales fragmentos de dos discursos de campaña de las candidatas presidenciales con respecto a los programas sociales, la calidad de vida de las personas y las actividades productivas que realizan. En uno, la candidata Gálvez parece decir que los programas sociales solamente son un paliativo, que las personas tienen que trabajar para hacerse su patrimonio. En otro, la candidata Sheinbaum parece decir que bastan los programas sociales para hacerse de un patrimonio. En realidad, como se trata de fragmentos, que se difunden como parte de las estrategias de las campañas en redes, no se conoce, solamente por las frases difundidas en redes, la verdadera posición y la argumentación que ofrece cada candidata. Lo interesante es que se pueden inferir las dos posiciones que definen a la izquierda de la derecha liberal. La primera que considera indispensable establecer igualadores sociales, para emparejar las condiciones, y la otra, que considera que es principalmente el esfuerzo individual el que va a permitir a las personas salir adelante, por lo que el apoyo público se debe ofrecer en el margen, para evitar que las personas caigan en situaciones muy adversas.
Se trata de una discusión añeja. James Bradford DeLong, en su reciente y monumental libro Camino a la utopía, lo explica como la dicotomía entre las ideas de Hayek, de libertad económica, con respecto a las de Polanyi, quien plantea asegurar derechos, como la justicia y la equidad. Por varias décadas, desde la posguerra, parecería haber un consenso en la construcción de estados de bienestar que igualaran las oportunidades, pero a partir de las reformas liberales de los 80 prevaleció la idea de que era mejor desregular la economia, reducir los apoyos públicos y dejar al mercado la creación y distribución de la riqueza. Los gobiernos mexicanos de las últimas décadas abrazaron ese paradigma y desaparecieron formas de regulación laboral que permiten mejorar los salarios de las personas de menores ingresos, limitaron los programas sociales a versiones focalizadas y subinvirtieron en servicios públicos. Ahora se ha mostrado que es posible establecer un salario mínimo real, regular prácticas laborales como el outsourcing e incrementar las transferencias de efectivo a niveles que permiten a las personas salir de la pobreza. Con estos ingresos, entonces, las personas van a contar con una base mínima que les permitirá tomar acciones como estudiar, emprender un negocio o buscar un mejor empleo.
La derecha liberal en México, que domina las posiciones programáticas del frente opositor, apoya a regañadientes los programas sociales amplios, muchos de sus integrantes se manifiestan en contra y la mayoría antes los combatían. Su posición a favor de ellos es coyuntural, electoral. Con todo, es necesario ahora, que las personas ya cuentan con una red de apoyos importante, ofrecer más y mejores alternativas para que la gente, con su esfuerzo, alcance una vida mejor. Eso se logra con formación pertinente para los mercados laborales, inversión en infraestructura de alto impacto económico en regiones de menor desarrollo, facilidades para los emprendimientos, inclusión financiera, política industrial en sectores de alta creación de empleo, un sistema de cuidados y un sistema universal de salud. Ésas son las propuestas de la candidata Sheinbaum, las que van a ayudar que, a partir de una base adecuada, las personas puedan avanzar con su esfuerzo.
X: @vidallerenas