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Opinión

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La presidenta y la reforma fiscal

La hacienda pública contiene tres componentes: gasto de gobierno, deuda pública e impuestos. Entender exclusivamente que las finanzas públicas son únicamente impuestos para entregarle dinero a los gobiernos, ha sido un error histórico en nuestro país. La clase política funciona dentro de la dinámica de tratar de obtener la mayor cantidad de recursos de los ciudadanos en la formalidad, sin retribuirles lo mínimo indispensable en términos de seguridad, salud, educación y justicia. Lo anterior nos ha llevado a la preocupante realidad de un gasto público creciente e ineficiente, la interminable escalada de programas sociales, el decaimiento de la infraestructura al tiempo que crece la deuda con sólo el 40% de la economía contribuyendo con impuestos. Se puede justificar todo, excepto que sólo aporten unos cuantos, y, los que más tienen, no lo suficiente.

En las últimas décadas, los cambios fiscales han sido impulsados cuando los gobiernos se ven apretados de recursos omitiendo que, por un lado, existe lo presupuestal en donde siempre se puede ahorrar y, por el otro lado,  existe una cantidad considerable de agentes económicos que no aportan a las finanzas públicas que bien pudieran fiscalizarse, acorde a su capacidad generadora. Al final del día las finanzas públicas son un tema político, en ellas juegan los partidos, la agenda electoral y los equilibrios de fuerzas políticas más que el balance contable o el impacto de sus medidas en la economía real. En este contexto podemos deducir que, en nuestro país, la política fiscal, sugiere ingresar recursos de parte de unos cuantos, con un gasto público orientado a los intereses político – electorales y, una deuda cada vez más abultada. El actual gobierno de AMLO hizo correctamente lo que pudo para mantener el balance fiscal; es evidente que Claudia Sheinbaum, mantendrá la postura de mantenerlo con la misma disciplina.

La próxima presidenta de México tendrá el reto fiscal más importante de las últimas décadas, con la posibilidad de tomar parte de su capital político para iniciar un periodo bajo el cual quienes tienen más aporten más y regularizar a los informales que puedan contribuir, ciertos de que lo harían con responsabilidad al sentir que aportan al país. Es el momento de seguir consolidando la igualdad de oportunidades y derechos, pero también de obligaciones. Su propuesta es conducir el presupuesto público de manera tal que sea un verdadero instrumento para el crecimiento y el desarrollo del mercado interno con rostro social. El reto es formidable, no obstante, estamos en la posibilidad real de que las finanzas públicas esta vez, se tomen de manera integral en sus tres componentes, sin duda alguna, es lo que podemos esperar del gobierno 2024-2030.

Doctor en Desarrollo Económico, Doctor en Derecho y Doctor en Historia del Pensamiento Filosófico Especialidades en desarrollo económico en Oxford University y en Economía Internacional en Georgetown University. Profesor en la Universidad Panamericana y la Ibero. Ha colaborado en la Presidencia de la República, el Banco de México, la Secretaria de Hacienda y Crédito Público, fue Ministro de Asuntos Economicos de la Embajada de Mexico en EEUU (Washington). Autor de libros en Regulación Financiera, Historia Económica, Política Fiscal, Políticas Públicas y Ética.

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