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Opinión

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La próxima Presidencia de México y la Responsabilidad Social

La RS ha permeado en la sociedad civil, el sector público o gubernamental, y en el sector privado en general.

Si bien la Responsabilidad Social (RS) tiene sus orígenes en el medio de las organizaciones privadas, y en particular en el mundo de las empresas, su campo de acción no se limita a estas últimas.

En términos generales, las organizaciones de la sociedad civil la han adoptado con gran entusiasmo, adhiriéndose a sus principios (con sus propias limitaciones), y en menor medida el sector gubernamental ha dado ya algunos pasos en este sentido.

Considerando que tenemos las elecciones presidenciales en puerta, esto nos lleva a preguntarnos: ¿cómo deberían ser quienes aspiran a la Presidencia desde la perspectiva de la Responsabilidad Social? En ocasiones anteriores hemos señalado que la Responsabilidad Social parte de la persona en lo individual (desde la familia, la escuela, la universidad), reflejándose posteriormente en su ámbito laboral, sin importar el sector de que se trate. Sabemos también que las organizaciones que son líderes en Responsabilidad Social lo son porque sus altos directivos están personalmente comprometidos con los grandes beneficios que ésta les ofrece, tanto al interior como al exterior de dichas instituciones.

Con base en lo anterior, ¿qué podríamos esperar de nuestros gobernantes? Si cada uno de ellos practicara el valor de la Responsabilidad Social, ¿cómo sería entonces nuestro país? ¿Realmente veríamos una diferencia significativa en el desarrollo de México?

La Responsabilidad Social busca el bien común, tiene su fundamento en la ética, en la vivencia de los valores, y sabemos que éstos son buenos en sí mismos y son reconocidos por todos. Por lo tanto, sólo estamos hablando de que quienes aspiren a la Presidencia deben ser personas íntegras —y no “perfectas”—, para cumplir con estos principios. La historia y la experiencia nos han demostrado que no siempre se reúnen estas características, pero no por ello deberíamos renunciar a que quien represente a nuestro país deba intentar ser, por lo menos, una persona honesta, responsable, que vea por el bien de los demás y de nuestro planeta, y que desde luego se indigne y actúe en consecuencia ante la violencia, la corrupción, la pobreza y la marginación, que tanto daño causan a nuestro país.

Convencidos de ello, en las próximas participaciones puntualizaremos la necesaria relación entre los tres grandes pilares que forman parte de la Responsabilidad Social: el económico, el social y el medioambiental y quien dirija el destino de nuestro país, con el fin de que nuestros lectores puedan tomar en cuenta, si lo desean, estos aspectos de cara a las próximas elecciones presidenciales.

*Catedrático de la Facultad de Responsabilidad Social de la Universidad Anáhuac México.

Twitter: @CLARES_Anahuac

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