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Opinión

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La reforma fiscal de Estados Unidos

La semana pasada, después de una intensa discusión en ambas cámaras del Congreso de los Estados Unidos, el presidente Donald Trump promulgó la reforma fiscal más importante que se haya convertido en ley en los últimos 31 años. Se trata de una reforma que tiene como objetivo central incrementar la tasa de crecimiento de la economía de ese país, a través de menores tasas impositivas para las empresas y un código fiscal más sencillo, lo que en contraparte tendrá un impacto sobre el déficit en las finanzas públicas de los Estados Unidos de cerca de 1.5 millones de millones de dólares (1.5 billones de dólares en la escala larga utilizada en México, pero 1.5 trillones de dólares en la escala corta, utilizada en Estados Unidos y otros países anglosajones), en los próximos 10 años.

Muy rápido algunos impetuosos llegaron a conclusiones precipitadas sobre los efectos que esa reforma tributaria tendrá en el plano internacional, y de manera muy particular, sobre la economía mexicana. Lo único en lo que se fijaron quienes han esbozado escenarios catastróficos para nuestro país es en que la tasa máxima del Impuesto sobre la Renta para las empresas se reducirá del actual 35%, a un máximo de 21 por ciento. A simple vista, sí se trata de una reducción significativa que impondría un reto severo a México, pues el margen de maniobra que tenemos actualmente en el plano fiscal es realmente reducido.

Sin embargo, como siempre, antes de las conclusiones apresuradas, hay revisar todos los detalles de una reforma de este tamaño para podernos dar una idea del tamaño potencial de los efectos y el sentido de los mismos, en este caso, para México. Por ejemplo, se ha puesto poca atención a los topes que se establecieron a las deducciones que se permiten hasta hoy a las empresas, lo que en los hechos se traduce a que la tasa efectiva del Impuesto sobre la Renta no se reducirá en la misma magnitud que la tasa nominal, es decir, no será comparable a la reducción de 35 a 21 por ciento.

Aún es muy incierto el verdadero impacto sobre la tasa de crecimiento de la economía de los Estados Unidos, pues por un lado hay economistas que estiman que esta reforma tenga un impacto más fuerte sobre la tasa de crecimiento que las reformas fiscales de Reagan o de Bush hijo, pero por otro lado también hay economistas o centros de estudios que estiman que el impacto no será tan fuerte. Por ejemplo, la Tax Foundation estima que el impacto en la tasa de crecimiento de largo plazo será de apenas 1.7%, o en forma equivalente, que la reforma sólo generará un incremento en la tasa de crecimiento de 0.3 puntos porcentuales por año en los próximos 10 años.

En cualquier caso, un incremento en la tasa de crecimiento de la economía de Estados Unidos significa buenas noticias para México. Por un lado, porque al crecer la economía de ese país, demanda más bienes y servicios del exterior, efecto del que siempre ha sacado provecho México incrementando sus exportaciones al vecino del norte.

Además del impacto sobre la tasa de crecimiento, se estima que la reforma fiscal de Estados Unidos se traducirá en un monto de 400,000 millones de dólares que serán repatriados a este país, lo que muy probablemente presionará el tipo de cambio del dólar frente a las demás monedas. En este caso, un dólar más caro, significa mejores condiciones para los exportadores mexicanos, pues los productos o bienes elaborados en México tendrán un menor precio relativo.

Éstos son sólo algunos comentarios preliminares sobre los efectos esperados de la reforma fiscal de los Estados Unidos. Habrá que revisarlos con calma y no reaccionar precipitadamente proponiendo una reforma fiscal urgente en México.

*El autor es senador de la República.

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