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Opinión

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La salud en México, tan lejos de Dinamarca

Nos acercamos al cierre del quinto año de la administración del presidente López Obrador y en materia de salud, uno de los ejes centrales de la política social de cualquier gobierno en cualquier parte del mundo, lamentablemente para los mexicanos los indicadores señalan con nitidez que no hubo avance alguno. De hecho, hay rubros donde claramente se reportará un retroceso, en perjuicio, ya sea de la salud de los mexicanos, o de sus bolsillos, porque tendrán que destinar una proporción mayor de su gasto a la atención de problemas de salud, porque el gobierno simplemente no fue capaz de mejorar el sistema de salud que recibió en 2018. La semana pasada, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), publicó su reporte con indicadores sobre el sector salud y las políticas en materia de salud en los 38 países miembros. Para empezar, por el lado del gasto, México sale muy mal librado. Mientras que, en 2018, países miembros destinaban al gasto, público y de las familias, en salud, un monto equivalente a 8.8% del PIB, para 2022, ese promedio se había elevado a 9.2% del PIB.

En el mismo lapso, en México el gasto en salud como proporción del PIB se mantuvo sin cambio, en 5.5%. Comparado con sus pares latinoamericanos, México se observa con un rezago importante, pues Argentina, con 10%, Brasil, con 9.8%, Chile, con 9.0%, Colombia, con 8.1%, Costa Rica, con 7.2% y Perú, con 6.3%, reportan un mayor gasto destinado a la atención de la salud, como proporción del PIB. Así que nuestro país no solo se ubica en los últimos lugares de la OCDE en el comparativo de este indicador, es el que peor desempeño presenta cuando se le compara con los países de la región latinoamericana.

El problema que exhibe México no solo reside en el esfuerzo relativamente bajo, como proporción del PIB, en materia de lo que se gasta en salud. Quizá es más grave es que ese esfuerzo es absorbido o realizado en mayor medida por el sector público que por las familias, en la mayoría de los países miembros. En promedio, en los 38 países miembros de la OCDE, el sector público absorbe el 76% de la carga que representa el gasto en salud, mientras que el 24% restante recae en el esfuerzo privado de las familias. En México, el sector público solo absorbe el 53%, mientras que las familias absorben el 47% restante de la carga. En indicadores específicos que dan una idea del estado de la salud en un país, como la tasa de mortalidad por causas prevenibles, México pasó de experimentar una tasa de 212 fallecimientos por cada 100 mil habitantes en 2017, a 435 por cada 100 mil en 2021. El promedio de la OCDE pasó de 133 por cada 100 mil habitantes a 158 por cada 100 mil en el mismo lapso. Es decir, la tasa de mortalidad por causas prevenibles dio un salto en México entre 2017 y 2021 de 105%, mientras que a nivel de la OCDE si bien sí hubo un crecimiento, este fue de 19%.

En el mismo sentido, la tasa de mortalidad por causas tratables, es decir, fallecimientos que se podrían haber evitado de haberse tratado oportunamente las causas de un padecimiento, empeoró más para el caso de México que para el promedio de la OCDE. En nuestro país pasó de 155 casos por cada 100 mil habitantes en 2017, a 230 casos por cada 100 mil en 2021. El promedio de la OCDE pasó entre 2017 y 2921, de 75 a 79 casos, por cada 100 mil habitantes.

En ambos tipos de mortalidad, si bien reflejan los efectos de la pandemia del Covid19, desnudan la ineptitud y displicencia del gobierno del presidente López Obrador para abordar esa crisis de salud, pues el impacto en las tasas de mortalidad fue mucho más acentuado en nuestro país que en los casos de los demás países miembros de la OCDE. Así que, hacia el cierre del sexenio, en salud todo indica que retrocedimos, y que no solo estamos lejos de Dinamarca, también lo estamos de nuestros pares latinoamericanos.

@GerardoFloresR

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