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La transformación del Servicio Postal Mexicano
A estas alturas, en los días de los reproches sobre lo que dejó de hacer o hizo mal el gobierno del presidente López Obrador, me siento obligado de hacer un comentario sobre algo que se ahogaba entre la burocracia y la incompetencia y que durante poco menos de cuatro años, bajo la dirección de la licenciada, Rocío Bárcena Molina, emergió como una institución sólida, eficaz y moderna: el Servicio Postal Mexicano (Sepomex).
Instalado en una de las construcciones más bellas del Centro Histórico: el Palacio Postal; diseñado y proyectado por el arquitecto italiano Adamo Boari, construido por el ingeniero mexicano Gonzalo Garita, inaugurado por Porfirio Díaz el 17 de febrero de 1907, el espléndido edificio sede del Museo Postal y oficina central de Correos de México, en la medida que su interior y exterior se convirtieron en deslumbramiento para propios y extraños, el servicio para el que fue creado se fue volviendo obsoleto.
Cuando la licenciada Bárcena Molina llegó a dirigir la institución en enero del 2021, en plena pandemia, los vehículos transportadores de cartas y paquetes, desde camiones hasta bicicletas, estaban sometidos a un proceso de chatarrización, esto, aunado a la burocratización del personal de oficina, por falta de estímulos y malos manejos administrativos, hacían el servicio más lento que el caballo del malo en una película de vaqueros.
Pero Rocío, que a lo largo de su carrera en varias instancias gubernamentales se ha distinguido por su inteligencia y gran capacidad de trabajo, estableció relaciones firmes y estables con la Unión Postal Universal y la Unión Postal de las Américas, España y Portugal, de las cuales obtuvo recursos, no reembolsables, por 3.3 millones de dólares lo que le permitió renovar el equipo tecnológico y de protección civil, así como adquirir 107 vehículos —tipo Van, Minivan, una camioneta de 3.5 toneladas y un camión de 10— para la carga postal (20% de ellos híbridos y eléctricos) con la consiguiente reducción de la emisión de gases de invernadero.
Además se construyó un nuevo centro de carga y se adquirieron 2,200 motocicletas que sumadas a las que estaban menos deterioradas y que se compusieron, así como las bicicletas que antes reparaban los propios empleados, permitieron darle mayor capacidad y velocidad al servicio de entrega que los 6,994 carteros efectúan a lo largo y ancho de la nación. En total, Sepomex es fuente de trabajo de 12,000 personas, hoy orgullosas de su institución.
Con recursos recuperados de los seguros y con el apoyo voluntario de las trabajadoras y trabajadores, resultado de la mejoría que crea en las relaciones laborales el hecho que la jefa se arrime al trabajo sin menoscabo de su jerarquía, 300 oficinas de las 1,304 que existen en el país, para la atención al público, fueron remodeladas.
La gestión de la licenciada Bárcena Molina ha sido de las más prolíficas en la generación de filatelia y cultura postal. Se emitieron 111 estampillas conmemorativas de eventos, personalidades y diversas causas patrióticas y humanísticas. Se diseñó una nueva serie permanente de timbres y se realizaron 105 eventos culturales relacionados con el arte postal.
Y algo que hace cuatro años no existía ni en sueños. Se creó la primera plataforma de comercio electrónico del Gobierno Federal por medio de la cual Correos de México fomenta en 191 países la venta de artesanías originales de todos los pueblos de México y productos de las micros, pequeñas y medianas empresas mexicanas. Esto es, la Oficina Postal Mexicana compite con compañías como Amazon y MercadoLibre, a través de su plataforma llamada CorreosClic.
Rocío Bárcena Molina, dejará la vara muy alta para quien quede en su lugar en la próxima administración. Y ella, seguramente, ocupará un cargo importante en el gobierno de la doctora Sheinbaum porque es una mujer inteligente, preparada, trabajadora y, sobre todo, honesta.
Punto final
Todos somos reemplazables, pero no repetibles… Ahí la pequeña diferencia..