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La volatilidad y la diversificación llegaron para quedarse
El año 2020 está siendo uno de los más complejos y retadores para los inversionistas en los mercados financieros y ha puesto en jaque a todas las economías alrededor del mundo sin excepción. Se puede decir que se vive en un mundo VICA (volátil, incierto, complejo y ambiguo) y el mercado así lo refleja. El índice VIX, conocido también como “el índice del miedo”, mide la volatilidad de los mercados y alcanzó niveles de 85.47 puntos en marzo, niveles no vistos desde la crisis financiera global del 2008. Esto no fue más que un reflejo de la incertidumbre global por las todavía inciertas consecuencias de la pandemia y el confinamiento colectivo.
Sin embargo, se ha observado a gran parte de los principales índices accionarios a nivel global recuperar terreno e incluso a algunos superar niveles preCovid, como es el caso del Nasdaq y el S&P500. No obstante, la volatilidad regresó a los mercados el mes de septiembre y se ha visto a los índices retroceder en su recuperación, como es el caso del Nasdaq que se ajustó desde sus máximos hasta -13.5% y al S&P500 un -9.6 por ciento. Así también se ha notado el fin de la racha ganadora del súper peso mexicano, en donde después de una contundente recuperación de más de 17%, pasó de marzo a septiembre de 25.20 a 20.89 pesos por dólar y volvió a cotizar arriba de 22.50 pesos, esto significa una depreciación de más de 8%, lo cual confirma que la incertidumbre y nerviosismo siguen presentes en los mercados y buscan al dólar como moneda refugio ante la incertidumbre.
¿Por qué? La razón principal es que sigue habiendo muchas incógnitas. Las próximas elecciones de Estados Unidos son un factor importante a pesar de que las encuestas muestran como favorito al demócrata Joe Biden, se espera una elección muy cerrada y una probable resolución complicada después de la elección. El retraso de más estímulos económicos por parte del Congreso estadounidense y la Fed para incentivar la economía hace que entre en duda la velocidad de la recuperación económica y la sostenibilidad de las valuaciones actuales de las acciones, principalmente de las tecnológicas. Además, la segunda ola de infecciones por Covid-19 que ya están sufriendo diversos países alrededor del mundo como España, Francia y Reino Unido, incrementan los temores de una posible segunda ola para la economía más grande (EU) así como en otros países donde la curva de casos nuevos parece ir a la baja y finalmente, la no tan clara fecha de lanzamiento de una vacuna efectiva contra el Covid-19.
Ante un ambiente incierto y un mercado tan volátil, ¿qué se puede hacer? Sin duda alguna la mejor respuesta es la diversificación, o lo que se le conoce coloquialmente como “poner los huevos en diferentes canastas”, es decir, colocar el patrimonio en diferentes tipos de activos, tanto direccionales como compensadores. Teniendo activos descorrelacionados en el portafolio, hay que ir más allá de la clásica construcción del portafolio a través de instrumentos de deuda y renta variable, incluyendo también materias primas, instrumentos dolarizados, fondos de retorno absoluto, bienes raíces, instrumentos de inversión alternativos (como notas estructuradas, warrants y capital privado) y una adecuada diversificación geográfica.
La diversificación es el mejor aliado del inversionista en momentos de alta volatilidad como el actual. La gestión del riesgo es igual o más importante que la gestión del rendimiento, por lo que la construcción de un portafolio diversificado alineado al perfil de inversión, ayudará al inversionista a navegar con mayor certidumbre en momentos de mayor turbulencia financiera.
* El autor es Especialista de Operación Bursátil / BBVA Banca Patrimonial y Privada.