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Las alertas inteligentes de Enric Juliana
El entorno de la pandemia confina en el mundo de las letras a Enric Juliana para aliviarse de su saturada y analítica memoria cuyo epicentro político es la cárcel de Burgos, capital del antifranquismo, donde los presos políticos no acudían para estudiar.
Juliana, director adjunto de W escribe una historia alrededor de Manuel Moreno Mauricio, y analiza las sombras de la caverna de Platón donde idealistas y optimistas las interpretaban, hacia 1952, como el inmediato final de la dictadura de Franco gracias al triunfo de los aliados en la Segunda Guerra Mundial. Error. Franco aplicó el programa de recuperación económica maquinado por el economista catalán Joan Sardá Dexeus y su éxito lo atornilló en el poder 25 años más.
El libro de Juliana, Aquí no hemos venido a estudiar (editorial Arpa, 2020), tiene varios cruceros por los que circulan obras magistrales de Jordi Amat (El hijo del chofer) y Jorge Semprún (Autobiografía de Federico Sánchez), entre otros. Las tres obras son magníficas.
Manuel Moreno Mauricio fue un obrero metalúrgico que nació en Almería y, como muchos de sus coetáneos, emigró a la provincia de Barcelona. Se instaló en Badalona, participó en el Partido Socialista Unificado de Cataluña (PSUC), viajó a Francia para luchar contra los nazis y a su regreso a España fue condenado a muerte por combatir al franquismo. Un sacerdote lo salva, pero es enviado a la cárcel de Burgos donde el régimen encerraba a los que habían sido condenados de muerte, pero por diversas circunstancias, lograban conmutar la pena.
En los medios de la época a la cárcel se le reconocía como la Universidad de Burgos por su estructura educativa que los propios presos demandaban a las autoridades.
El libro de Juliana no solo es una radiografía histórica del franquismo, también es una alerta sobre los cambios que están ocurriendo en España y en Europa en general. Desde la cárcel de Burgos se interpretaban las sobras de la caverna de Platón; no se sabía el destino de los cambios que ocurrían en el país. Ahora, escribe Juliana: “El voto vengativo de la clase obrera que se siente estafada en toda Europa es un grito de socorro. No vuelve el comunismo, pero sí ecos del comunismo. No vuelve el fascismo, pero sí ecos del fascismo”.
Juliana entiende los nuevos campos de batallas culturales: “licuan la tensión social, las redes excitan y al mismo tiempo hacen la función de las válvulas de vapor: sueltan tensión acumulada, de forma que los insultos digitales sustituyen a las agresiones físicas”.
Sobre la actualidad española, Juliana advierte: “ Si la actual fase equilibradora fracasa, España podría entrar en una deriva autoritaria explícita en los próximos tiempos”.
Una de las venas abiertas es Cataluña. Sobre el proceso independentista, Enric Juliana indica: “Un movimiento de fantasía, socialización y recreo. Vitamina para muchos catalanistas de la tercera edad. Ha sido una fabulosa maniobra táctica de la clase dirigente nacionalista para garantizar sus posiciones de poder ante una ventolera social que podía habérsela llevado”.
Los costos del procés son elevados, escribe Juliana: “Ha sido la tumba del gobierno conservador español que gestionó la crisis económica”. En concreto: “El sueño de la insurrección y también la fantasía de poder convertir a Catalunya en una Gran Andorra. Ha sido un jaque al Estado".
La visión geopolítica de Juliana le hace derivar su análisis sobre Cataluña en una interesante conclusión: El procés “ha sido, en definitiva, la declinación catalana de la malaise (malestar) europea".
El epílogo del libro de Juliana revela cierta dosis de angustia del periodista que, como todo el mundo, sortea el virus que le podría impedir escribir Aquí no hemos venido a estudiar.
Leer La Vanguardia refleja el interés de uno por toparse con Enric Juliana: un gigante periodista.
“Un país embrutecido: este puede ser el fascismo que no amanece”. Alerta inteligente que hace Juliana.
@faustopretelin