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Las asociaciones público-privadas como motor de la transición energética
Estamos viviendo un cambio de época a nivel global en materia energética. En primer lugar, por el protagonismo de las energías renovables, que ya nadie discute. En segundo lugar y acompañando al primero, la electrificación y la eficiencia energética. El transporte es claro ejemplo de este segundo fenómeno y estamos viendo cómo crece exponencialmente su electrificación.
México, afortunadamente ya se ha lanzado a este cambio, y las asociaciones público-privadas en la electrificación del transporte público impulsadas en 2023 en las ciudades, han sido claves para ello y son un ejemplo que se debe extender al resto de ámbitos de la transición energética. Ya hoy disfrutamos de autobuses alimentados con energía eléctrica que hacen que la movilidad urbana en ciudades como Ciudad de México o Monterrey sea eficiente y sostenible.
El caso del Metrobús en la Ciudad de México y Metrorrey en Monterrey, ejemplifican cómo la unión de esfuerzos entre el gobierno y empresas privadas puede tener un impacto significativo en la calidad de vida de los ciudadanos y el medio ambiente. Por ejemplo, con solo una línea de autobuses eléctricos de Metrorrey se atiende a alrededor de 7 millones de usuarios en un año.
Si hablamos de reducción de emisiones, el transporte eléctrico reduce en 73% las emisiones comparadas con autobuses de diésel, mejorando así la calidad de vida de los ciudadanos y protegiendo el medio ambiente. Hay que recordar que el transporte es responsable de 15% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero en la región y es uno de los principales causantes de la contaminación del aire.
De igual manera, la electrificación genera una reducción de hasta 30% de los costos de operación por unidad. El denominado Total Cost of Ownwership, es decir, la suma del coste inicial y el coste durante la vida útil del vehículo, hoy, ya el eléctrico es claramente más competitivo que el resto de las tecnologías: para avanzar 3 kilómetros con un autobús a diésel es necesario un litro de combustible, que tiene un costo promedio de 23 pesos, mientras que para recorrer esos mismos 3 km se necesitan 3 kilowatts-hora, que tienen un costo total de 9 pesos[1] en promedio.
Según información reciente de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en México existen 78,000 unidades de autobuses de pasajeros, por lo que los 556 eléctricos existentes actualmente no representan ni el 1% del total de estos, lo cual refleja un área de oportunidad significativa en el desarrollo de la electromovilidad en México, sobre todo en términos de transporte público.
Considerando las tendencias demográficas, un 60% de la población mundial ya vive en ciudades y este porcentaje aumentará en las próximas décadas. Es en las ciudades donde más energía se consume y más contaminación se produce. Para cumplir con el Acuerdo de París, es necesario no solo aumentar la cantidad de energías renovables, sino que es necesario impulsar a la electrificación y la eficiencia.
Si hablamos de eficiencia, un motor eléctrico consume 5 veces menos energía que uno de combustión. Mientras que los eléctricos convierten más del 80% de la energía eléctrica en potencia en las ruedas, los coches de combustión estándar convierten entre un 15 y un 30% de la energía almacenada en el combustible en potencia en las ruedas.
La electrificación del Metrobús y Metrorrey, que lograron materializarse gracias a asociaciones público-privadas (APPs), han introducido por tanto tecnologías avanzadas y prácticas sostenibles que han revolucionado la movilidad urbana obteniendo beneficios de emisiones, costes, eficiencia y sobre todo un impacto positivo en los ciudadanos.
Las APPs en México han surgido como un mecanismo crucial para impulsar proyectos de infraestructura y servicios públicos, especialmente en sectores como transporte, energía, agua, salud y educación. Estas colaboraciones estratégicas entre el gobierno y el sector privado han permitido enfrentar desafíos de financiamiento, gestión y operación, al tiempo que promueven la eficiencia y la innovación.
Otro aspecto destacado de las APPs es su capacidad para impulsar la creación de empleo y el desarrollo económico local. Estos proyectos no solo generan oportunidades laborales durante su construcción y operación, sino que también dinamizan las cadenas de valor y fomentan la participación de proveedores y empresas locales en la ejecución de obras y la prestación de servicios.
Las asociaciones público-privadas representan una oportunidad única para impulsar el desarrollo sostenible en México, aprovechando la experiencia, los recursos y la innovación del sector privado en beneficio del interés público.
Por eso, desde Enel México y como miembros de la Asociación Mexicana de Energía (AME), seguiremos siendo aliados del sector eléctrico nacional y mantenemos nuestro compromiso para seguir impulsando la transición energética, colaborando estrechamente con el gobierno y todas las partes interesadas para crear un futuro más limpio, seguro y próspero para todos.
*El autor es country manager de Enel México y consejero en la Asociación Mexicana de Energía (AME)
[1] Línea 3 del Metrobús será totalmente eléctrico en marzo de 2023