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Las dudas existenciales de Mafalda
El mundo de hoy no es apto para cardiacos. La guerra entre Israel y Hamas, la guerra entre Rusia y Ucrania, la polarización, la intolerancia, los nacionalismos y los racismos, nos llevan de regreso a algunas de las dudas existenciales de Mafalda.
“¿Y por qué habiendo mundos más evolucionados yo tenía que nacer en este?”. “¿Y no será que en este mundo hay cada vez más gente y menos personas?”
Esas son algunas de las preguntas que se hacía Mafalda -la caricatura de una niña argentina curiosa creada por Quino en 1962-, que estaba preocupada por la humanidad y aspiraba a ser intérprete de la Organización de las Naciones Unidas cuando fuera grande, probablemente y justamente, para salvar al mundo.
La mala noticia es que 21 años después, el mundo necesita seguir siendo salvado. Porque lo que está ocurriendo hoy, nos indica que los tiempos podrían volverse aún más difíciles.
Estamos en una especie de Tercera Guerra mundial no declarada que cada día corre más el riesgo de formalizarse con la intervención de más países en la guerra de Rusia y Ucrania o en la de Israel contra Hamas. Con Estados Unidos, China e Irán en la mira.
Lo que nos lleva a los dos bandos de países que quieren tener poder para comerse al mundo y esto también ocurre dentro de los países. Como es el caso de México y Estados Unidos, en donde elecciones presidenciales delicadas se llevarán acabo el próximo año y hasta ahora su polarización es lo que más resalta.
Lo anterior ha tenido como consecuencia la llegada del reinado de la intolerancia que en el caso de México se ve entre los que quieren “la continuación de la transformación” y los que quieren “la reconstrucción”. Mientras que en el caso de Estados Unidos, se ve entre los que creen “la verdad democrática” de Joe Biden o los que creen la de Donald Trump.
En ambos casos, se trata de dos mundos mutuamente excluyentes que vuelven suyo el nacionalismo y nos dan un adelanto de lo que encontraremos en este capítulo de la historia conforme se vaya complicando lo económico.
Se tendrán que encontrar culpables y esto le quitará la máscara al racismo que -a pesar de que nunca se ha ido- salió fortalecido de las dos guerras que tenemos latentes en Medio Oriente y Eurasia, que hoy se expresa mediante el antiseminitismo, la islamofobia, la rusofobia o la occidentofobia, que ha traspasado fronteras sin necesidad de tanques y que podría volver a cualquier civil un blanco. Como ya se ha demostrado tantas veces. En donde es necesario recordar los atentados del 2015 para traer la memoria a tiempos más recientes y saber que esto podría repetirse de una u otra manera.
Ojalá Mafalda hubiera dicho “Paren el mundo que me quiero bajar” - esto lo aclaró Quino en una entrevista antes de morir en el 2020-, pero que sí dijo es que “¡Resulta que si uno no se apura a cambiar el mundo, después es el mundo el que lo cambia a uno!”, y yo con esto me despido.