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Las lecciones financieras que nos dejó la pandemia
Estamos viviendo una época muy difícil. Hemos tenido que enfrentar una pandemia global cuyas consecuencias se seguirán sintiendo dentro de muchos años. Es algo que nadie pudo haber anticipado y por lo mismo, nadie estaba preparado.
En México y otras partes del mundo, muchísima gente ha perdido su fuente de ingresos o los ha visto reducidos significativamente. Innumerables pequeños negocios han tenido que cerrar definitivamente, dejando a mucha gente sumamente endeudada. Por si esto fuera poco, el mundo entero está viviendo una época de alta inflación que parece no ceder, con escenarios de bajo crecimiento económico o incluso de recesión.
Cuando los tiempos son tan inciertos, mantener el rumbo no es sencillo porque a la vez nos enfrentamos con nuestras emociones, que son como una montaña. En ciertos momentos tenemos confianza, en otros nos sentimos desesperados y parece que no importa lo que hagamos, el mundo entero se vendrá abajo.
Sin duda, la lección más importante que nos ha dejado la pandemia es que tener una buena salud financiera es clave y nos permite enfrentar mejor la incertidumbre. Son cosas que en este espacio hemos leído siempre:
No tener deudas; especialmente crédito al consumo. Eso incluye los tan famosos y mentados meses sin intereses, porque siguen siendo deuda. Representan compromisos que tenemos que pagar con dinero que esperamos ganar en el futuro. Pero si ese dinero no llega, por cualquier situación, nos metemos en problemas. Es lo que muchas personas están viviendo. Además, tenemos que entender que las deudas nos restan flexibilidad financiera: parte del dinero que ganamos en el futuro, es para pagar nuestras deudas. No lo tenemos disponible para otras cosas que quizá sean más importantes para nosotros.
El fondo para emergencias es crucial y debe contener al menos de tres a seis meses de nuestro gasto familiar corriente, incluso más. Mucha gente lo omite por varias razones, entre ellas ese pensamiento tan humano de que “a mí no me va a pasar”. Pero uno debería preguntarse: ¿Qué pasa si pierdo hoy mi principal fuente de ingresos? ¿Estoy financieramente preparado para seguir viviendo por varios meses sin problemas? El fondo para emergencias sirve además para enfrentar otros imprevistos sin tener que pedir prestado.
El crédito no es para emergencias. Ya lo he explicado en este espacio: siempre me pone los pelos de punta cuando las personas me dicen que tienen tarjetas de crédito para emergencias. Porque cuando las cosas van mal, lo último que uno quiere es tener que adquirir otro compromiso. Y luego otro, si las cosas no mejoran. No nada más estamos “pateando” el problema para más adelante: lo estamos haciendo más grande.
La diversificación es importante, tanto en ingresos como en inversiones. Mucha gente por ejemplo lo apuesta todo a su negocio. Me he encontrado a varias personas que utilizan su tarjeta de crédito personal para “meterle” el capital a su empresa. En ocasiones toman créditos personales adicionales, muchas veces con una muy alta tasa de interés. Obviamente le dedican todo su tiempo. El problema es que cuando las cosas van mal y el negocio tiene que cerrar, se quedan sin ingresos y teniendo que enfrentar tremendas obligaciones.
Tomar el control de tu dinero, a través de un plan de gastos, es esencial. Se trata nada más de sentarte cada vez que recibas un ingreso (no antes) y entonces, asignarle a cada peso que ganas un trabajo. Le estás diciendo a tu dinero qué es lo que debe hacer por ti. Recuerda: si no controlas tu dinero, éste tomará el control de ti.
Planear nuestra sucesión y proteger a los que más queremos es muy importante. Durante la pandemia desafortunadamente se han perdido muchísimas vidas que han traído muchas consecuencias en las familias, no sólo emocionales sino financieras. Nadie tiene la vida comprada y por eso en todo momento debemos tener en orden nuestros asuntos, para proteger lo mejor posible a las personas que más nos importan.