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Las mañaneras: ¿amenaza a la equidad de las elecciones?
El presidente López Obrador ha convertido sus conferencias de prensa matutinas, mejor conocidas como las “mañaneras”, en el principal instrumento de comunicación política de su gobierno. Según datos de Spin Taller de Comunicación Política, durante los primeros 640 días desde que inició la actual administración se llevaron a cabo 442 conferencias mañaneras con una duración promedio de una hora con 13 minutos. Según los expertos, la presencia constante y frecuente del titular del Ejecutivo en los medios de comunicación le permite fijar la agenda temática y reaccionar rápidamente a eventos noticiosos adversos. Sin ella, concluyen algunos, habría sido imposible mantener las elevadas tasas de aprobación de las que goza.
Sin embargo, las conferencias mañaneras van a contrapelo del modelo de comunicación política establecido en los artículos 134 y 41 de la Constitución. El primero instruye que toda la propaganda gubernamental debe tener un carácter institucional y ordena a los emisores abstenerse de incluir nombres, imágenes, voces o símbolos que impliquen la promoción personalizada de cualquier servidor público. El segundo obliga a la suspensión de toda propaganda gubernamental a partir del inicio del periodo de campaña y hasta el día de la jornada electoral, salvo aquella dirigida a informar sobre los servicios de educación, salud y protección civil.
El presidente López Obrador sostiene que sus conferencias matutinas deben quedar exentas de las normas que regulan la propaganda gubernamental. “No estoy de acuerdo, porque esto no es propaganda, es información”, dijo desde Palacio Nacional, como si su difusión no estuviera respaldada por el aparato de comunicación del gobierno federal. Sin embargo, los precedentes jurídicos establecidos por el Tribunal Electoral dicen todo lo contrario.
En el 2010, la Sala Superior determinó que Felipe Calderón, entonces presidente de la República, había violado el Artículo 41 constitucional al dar un par de conferencias de prensa en los días previos a la jornada electoral en Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo. El primer mandatario habló de la creación de empleos formales y la simplificación tributaria en su gobierno. La sala sostuvo que los mensajes constituían propaganda gubernamental por el uso de la investidura presidencial y su aparato de comunicación social para difundirlos.
En el 2019, el PAN llevó a juicio las conferencias mañaneras ante el Tribunal Electoral en el contexto de las campañas locales de Aguascalientes, Baja California, Durango, Puebla, Quintana Roo y Tamaulipas. Denunció la difusión de propaganda gubernamental en periodo prohibido y la promoción personalizada del presidente López Obrador, entre otros agravios.
Después de un estudio detallado del contenido de las mañaneras durante las campañas locales, la Sala Especializada le dio la razón al PAN. Encontró en los mensajes presidenciales el elemento inequívoco de la propaganda gubernamental: difusión de logros de gobierno. Por ello, sancionó a las emisoras de radio y TV —casi todas públicas— que las difundieron íntegramente en los estados con elecciones. Sin embargo, la Sala Especializada se apartó del precedente establecido en el 2010 al eximir de responsabilidad al emisor del menaje y exonerar al presidente López Obrador. Respecto a la promoción personalizada del primen mandatario no dijo ni pío.
Falta aún que la Sala Superior se pronuncie en revisión sobre el caso. Ha estado deshojando la margarita desde noviembre pasado. Su silencio prolonga la incertidumbre jurídica respecto a la legalidad de las conferencias presidenciales. Si el cambio de precedente se mantiene, habrá mañaneras durante las campañas federales del 2021 y serán motivo para cuestionar la equidad de las elecciones.
*Profesor del CIDE.
Twitter: @benito_nacif