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Lecciones de competencia de Usain Bolt para México
Esta semana, la compañía de tecnología de la información KIO trajo a México a Usain Bolt, el exatleta jamaiquino considerado el velocista más rápido del mundo. KIO lanzó a Bolt como su Chief Sprint Officer, en una campaña para poner a los clientes de KIO, con precisión milimétrica, un paso adelante a través de la innovación.
Entre las muchas medallas olímpicas, títulos mundiales y récords del llamado Lightning Bolt, está el de carrera de relevos 4x100 con el equipo jamaiquino. Terminada su carrera como velocista, básicamente por edad, ha logrado reinventarse como conferencista y vocero de marcas. En esta etapa pone al servicio de KIO y sus clientes lo que ha aprendido sobre el papel de la disciplina, resiliencia, trabajo en equipo, entrenamiento, alimentación, prevención de lesiones, abstención del uso de sustancias prohibidas, entre muchos otros factores que le permitieron ser un campeón mundial.
Para una persona que se dedica a temas de competencia económica, como es mi caso, ver y escuchar a Bolt lleva a pensar precisamente en cómo inciden las condiciones personales y estructurales, internas y externas, y cómo afectan los obstáculos, para que alguien maximice su potencial.
En ese sentido, resulta obvio que para ganar carreras de relevos, no basta con que Bolt hiciera todo lo conducente, incluso siendo el elemento más fuerte del equipo. Tenían que hacer lo mismo los demás integrantes. Pero también hay factores exógenos que son condición necesaria, aunque no suficiente, para lograr coronarse: que los carriles de la pista estén parejos, igualmente libres de obstáculos para todos; reglas del deporte claras y poco cambiantes, y que, si otro equipo hiciera trampa, hubiera jueces imparciales.
En esas condiciones, tendrían una oportunidad real de ganar, como lo hicieron Usain Bolt y su equipo en el 4 x 100 en Río de Janeiro en 2016. Donde sin duda se hubiera agotado cualquier posibilidad, es si uno de sus compañeros de equipo se hubiera enfrascado en un pleito antes de entregarle la estafeta a otro, si uno se negara a recibirla, si le metiera el pie al otro al momento de la salida, o inclusive si alguno se autolesionara deliberada o inconscientemente.
Así está México consigo mismo y con sus socios comerciales en estos tiempos, en particular con los del T-MEC. Esperando ganar, pero saltándose la preparación, cambiando las reglas, metiéndole el pie a los inversionistas de Estados Unidos y Canadá, arrebatando la estafeta a la mala, descalificando al árbitro, ignorando las reglas que acordó y firmó. (Recordemos que el T-MEC, aunque es heredero del TLCAN, se firmó y ratificó en este gobierno.)
Estamos en un entorno de negociaciones forzadas a base de adjudicaciones sin licitaciones, expropiaciones previas, ocupaciones de la Marina y el Ejército a infraestructura concesionada y amenazas de revocación de autorizaciones de otros negocios, no a los adversarios o competidores de México, sino a nosotros mismos y nuestros socios, cuando decimos que queremos competir exitosamente con otros bloques comerciales.
México está provocando conflictos constantes con nuestros socios, con quienes se supone que vamos juntos a intentar conquistar los mercados del mundo. México cambió las reglas del juego, para favorecer indebidamente a CFE en el sector eléctrico, encareciendo la electricidad de fuentes sucias ¡para nosotros! Nos hemos dedicado a ignorar el creciente problema de seguridad pública y a debilitar la separación de poderes y los contrapesos. Acaba de iniciar Estados Unidos nuevas consultas relativas a las políticas que prohíben las importaciones de maíz genéticamente modificado. Es un irritante más entre quienes deberían estarse pasando la estafeta de innovación, proveeduría, desarrollo de talento, manufactura y comercialización con la menor fricción posible. Si sumamos las tensiones en política migratoria, fentanilo, seguridad, entre muchas otras, no parecemos tener en Norteamérica la fórmula ganadora de Bolt y los suyos.
*La autora es socia del despacho de abogados González Calvillo, donde encabeza el área de competencia económica. Excomisionada de la extinta Cofeco.