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Opinión

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Llegó el verano, y con ello… ¿problemas de autoestima?

Imaginemos el siguiente escenario: una familia de clase media en Guadalajara ha hecho un esfuerzo considerable para obtener los ahorros suficientes y pagar unas vacaciones de verano en Puerto Vallarta. El esfuerzo ha sido importante, a partir del contexto económico que viven muchas familias en nuestro país. Antes de viajar, hacen los preparativos correspondientes para disfrutar unas merecidas “vacaciones inolvidables”; pero también, sienten la necesidad de compartir (o presumir) sus experiencias de verano, en todo momento, a través de las redes sociales. Entonces, la experiencia de descanso, relajación y desconexión se transforma en una presión más para sacar la mejor foto o video, capturar el mejor perfil del cuerpo perfecto en traje de baño, postear la mayor cantidad de veces contenido acerca de sus experiencias de verano, ganar muchos likes y demostrar la felicidad que provocan las vacaciones – aunque esto difiera de la realidad. ¿Les suena familiar?

Ya en ocasiones anteriores hemos conversado en esta columna acerca de las advertencias que hacen diversos psicólogos y expertos sobre los riesgos que supone el uso excesivo de las redes sociales en nuestros días. Desde el punto de vista de la salud mental, hay estudios que comprueban que el uso frecuente y continuo puede derivar en comportamientos que aumentan los síntomas de ansiedad, depresión e incluso de trastornos relacionados con la alimentación. Un estudio realizado por la Chicago Booth School of Business (2012), señala que las redes sociales tienen una capacidad de adicción mayor que el tabaco, por su fácil acceso y bajo costo. La realidad es clara: el uso excesivo de las redes sociales ha supuesto retos para la salud física, mental y emocional.

Para nadie es ajeno lo intrusivo que puede ser un dispositivo móvil en medio de las experiencias familiares o de amistad con la intención de “compartir el momento”. Ya sea en medio de una comida o cena, o en el traslado a un lugar turístico, y ni se diga la adictiva necesidad de dar likes, comentar o repostear los contenidos de los otros, en todo momento. De hecho, estudios demuestran que la aprobación (o desaprobación) social que genera esta dinámica digital está fuertemente relacionada con la autoestima, y esta última tiene vínculos directos con la salud mental; algunas personas con una autoestima baja tienen más riesgos de padecer depresión, ansiedad e incluso trastornos alimenticios a partir de la fuerte presión social que supone el uso de redes sociales y la consecuente aprobación o desaprobación por parte de la comunidad. Y por la naturaleza experiencial de las vacaciones, esta tendencia aumenta durante los meses de verano.

Esta dinámica afecta tanto a niños, adolescentes y adultos por igual. Generalmente ocurre que la conducta digital de los individuos no les permite desconectarse del todo de sus dispositivos, y aún durante las vacaciones, genera una imperiosa necesidad de mantener el contacto con sus comunidades a través de canales de redes sociales. Aún y cuando las familias y grupos acuerdan no utilizar dispositivos digitales o acceder a redes sociales, estas limitantes suelen generar reacciones negativas y de mayor aislamiento por parte de los miembros, lo que invariablemente afectará el resultado de las “vacaciones inolvidables”. O peor aún, aquellos seguidores que, por cualquier causa, no pudieron experimentar unas vacaciones de verano, y al consumir contenidos de este tipo, incrementarán su frustración, ansiedad y estrés.

En la Psiquiatría Integrativa reconocemos que tanto el individuo como su entorno son iguales en importancia, por ello, al integrar a las redes sociales a la vida cotidiana, el impacto se potencia en la identidad y la aprobación social por encima de la experiencia propia o del grupo, resaltando un concepto que se conoce como “el ascenso de la insuficiencia”, donde las personas se ven acosadas por una multiplicidad de experiencias y la manifestación de la duda con respecto a sí mismos, con la clásica pregunta: ¿soy suficiente?

La llegada del verano y las experiencias de esparcimiento no deberían de significar una presión adicional que genere estrés o ansiedad para los individuos y sus grupos de pertenencia. Para nosotros como Psiquiatras Integrativos, resultará crítico que los individuos tomen conciencia respecto del consumo excesivo de contenido a través de redes sociales – particularmente potenciado durante la época de verano, así como plantear estrategias proactivas que ayuden a las personas a identificar oportunamente situaciones o comportamientos que pudieran comprometer su salud mental. 

Algunas recomendaciones para enfrentar el estrés, la ansiedad y los problemas de autoestima que se generan a partir de la dinámica de verano son:

  1. El culto a la imagen corporal no define quienes somos como personas. El incremento de contenidos con cuerpos anatómicamente perfectos en lugares turísticos de veraneo puede afectar a las personas con baja autoestima, y a incrementar la presión en aquellas que quisieran compartir también este tipo de contenido. Aprendamos a reconocer nuestra individualidad, en donde cada uno somos diferentes, valiosos y únicos, en función de nuestro cuerpo, pero también de nuestra mente, espíritu y estilo de vida. Recordemos siempre que debemos enfocarnos en ser la mejor versión de nosotros mismos – y que también existen muchísimos filtros digitales que alteran las imágenes que vemos en las redes sociales (probablemente el cuerpo perfecto no sea más que un filtro de inteligencia artificial).
  2. Las experiencias más valiosas se quedan para toda la vida, y no expiran después de 24 horas. Algunos estudios de marketing afirman que el rango de atención de los usuarios de redes sociales dura apenas nueve segundos, antes de pasar al siguiente video o contenido digital. Por lo tanto, aquella urgente necesidad de compartir y postear contenido para los otros tendrá un alcance de atención promedio de únicamente nueve segundos, sin contar que la mayoría desaparecerá del feed de las redes sociales después de 24 horas. ¿Cuánto durarán en nuestra mente y corazón aquellas experiencias de verano al compartir con amigos y familia? ¿Qué más experiencias y momentos podemos construir para afianzar nuestras relaciones personales y crear vínculos más sanos?
  3. El sentido de pertenencia más efectivo se logra a partir de las experiencias vivenciales. Las experiencias vivenciales logran afianzar y fortalecer la confianza, sentido de pertenencia y la autoestima de un determinado grupo, ya sea familiar o de amistad, pues se construyen a partir de relaciones tangibles y personales, que logran aportar momentos valiosos y memorables para los individuos – incluso con mayor facilidad cuando los grupos sociales les son afines. Aún y cuando el individuo no tenga viajes o vacaciones de verano, la naturaleza experiencial de la temporada permite la búsqueda de nuevas opciones que afiancen las relaciones productivas con los miembros de su grupo, y destaquen lo mejor de cada uno.

La llegada del verano no debe suponer experiencias negativas para el individuo, sino todo lo contrario. La medicina integrativa, el uso de adaptógenos, así como un estilo de vida con actividades de esparcimiento, lúdicas y de relajación, nos ayudarán a hacer que este verano sea una temporada que nos ayude a conectar con nosotros mismos, a reconocer nuestro cuerpo y nuestro entorno, y así valorar lo mejor que tenemos, con todo y todos los que nos rodean.

¡Felices vacaciones de verano! ¡Hasta la próxima!

 

Carmen Amezcua es consultora, conferencista y experta en psiquiatría integrativa. Tiene mas de 17 años de experiencia, dentro de la industria farmacéutica y de la salud.

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