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Lo que dice Fitch de la ratificación crediticia
Cuando la Secretaría de Hacienda da cuenta de la tranquilizante noticia de que, por ahora, la agencia calificadora Fitch Ratings mantiene la nota de la deuda soberana de México en “BBB-” con perspectiva estable, pinta en su comunicado un catálogo de loas a este gobierno como si le hubieran entregado un premio.
La realidad es que el documento original de Fitch incluye una muy puntual advertencia de los riesgos que enfrenta esta economía.
Hay que reconocer, como siempre, que Hacienda incluye en su comunicación oficial la liga al documento original, pero quien solo atienda el boletín se quedará atrapado en el mundo de los “otros datos”.
Lo que Hacienda dice, en resumen, es que la ratificada calificación de “BBB-” por parte de Fitch está “por encima del grado de inversión”, que la calificadora destacó la prudencia de las políticas macroeconómicas, la estabilidad de las cuentas externas y una deuda pública con respecto al Producto Interno Bruto por debajo de las economías pares. ¡Ah! Y que muy transparentes con las finanzas de Pemex.
En el comunicado de Fitch Ratings ciertamente se pueden encontrar esas consideraciones, así que no habría forma de desmentir la comunicación oficial de Hacienda.
Pero, lo esencial de la ratificación de la calificación es la advertencia que hace esta firma a México sobre sus múltiples problemas.
De entrada, Fitch dice que esta calificación de “BBB-” está más por debajo de la mediana que en el club del grado de inversión.
Que está limitada por los débiles indicadores de gobernanza, por las limitaciones del crecimiento económico de largo plazo y por los riesgos fiscales relacionados con los pasivos contingentes de Petróleos Mexicanos y la creciente rigidez presupuestal.
Evidentemente Pemex se mantiene como foco de alerta y como una duda razonable sobre la futura salud financiera de la economía mexicana. Hay la expectativa de que se mantengan las transferencias presupuestales, pero hay dudas respecto a la política que seguirá el siguiente gobierno con las finanzas de la petrolera y sobre una eventual reforma fiscal.
En la evaluación de la calificación que ahora se ratifica, México obtiene una estrellita con el compromiso de mantener finanzas públicas sanas, como tanto lo presume el comunicado oficial.
Pero le pone tache por las dudas que genera el financiamiento de Pemex, el aumento de la deuda pública y la rigidez presupuestal por la enorme carga de las pensiones y de los programas asistencialistas.
Pero Fitch ratings se mete además en los temas políticos para ubicarlos como un gran lastre para México.
Dice con todas sus letras que ellos creen que la eventual reforma al Poder Judicial que pretende López Obrador afectaría negativamente el perfil institucional de México.
De hecho, este país ya tiene un perfil de gobernanza bajo en comparación con otras economías con calificaciones crediticias similares.
México tiene esas malas calificaciones en su gobernanza y eso le quita puntos para mejorar su nota crediticia. No está bien evaluado el gobierno de López Obrador en el respeto al Estado de derecho, la calidad institucional y regulatoria, menos en el combate a la corrupción.
Eso sí, México es reconocido como un buen pagador de sus deudas.
Pequeños detallitos, pues, que se le escaparon a la Secretaría de Hacienda.
Dice con todas sus letras que ellos creen que la eventual reforma al Poder Judicial que pretende López Obrador afectaría negativamente el perfil institucional de México.